Tras años de ausencia en las aulas universitarias, hoy vuelvo a ellas. Al llegar un largo elenco de pensamientos acumulados han pasado por mi mente en un periodo breve de tiempo. No he podido detenerme en ellos pues la responsabilidad y las horas apremiaban para emplearlas en otro destino.

Mi esfuerzo de días y meses se ha puesto a prueba, me relajo en los recuerdos de mi formación académica, con espíritu silencioso, pero satisfecha de los conocimientos adquiridos en las distintas disciplinas. Las amplias relaciones adquiridas me introducen en mi convencida actitud libre en una sociedad como la del siglo XXI, muy deficitaria de complementos que originen facilidades para lograr ese espacio, ese lugar, donde colocar la formación académica al alcance de la propia sociedad. En ese necesario trayecto hacia la profesión y el trabajo.

Intento hilar y miro lejos sentada en un banco, esperando dejar esta gran superficie donde miles de hombres y mujeres la visitan cada día ilusionados e ilusionadas en un futuro que se presenta con interrogantes, a los que intentan buscar respuesta con la formación, para así abrirse camino en su propio desarrollo personal y forjarse un destino.

Unos interrogantes ahora sin respuesta por la situación política creada en la formación política a la que pertenezco. Llevo días sin encontrar respuesta.

Medios de comunicación, declaraciones, comentarios, pareceres de unos/as y otros/as desde la libertad de expresión, pero no desde el respeto. Las respuestas están alejadas de la realidad, así que el test ha sido totalmente desafortunado o lo que es lo mismo, ninguna respuesta es válida. Y es que a mi parecer la solución acertada la tenemos cada uno/a de los/as militantes con la decisión que tomamos en su momento al expresar nuestro voto.

No caben comentarios por muy altos cargos institucionales u orgánicos que se ocupen, es la individualidad en su manifestación quien debe definir al Partido Socialista. Ya llegamos tarde, pero no por ello vamos a dejar de conseguir el objetivo que nos propongamos.

Una de las preguntas que me hago con frecuencia y me quedo bloqueada, es como nos decimos compañeros y compañeras, cuando la realidad está marcada por el interés personal de cada uno y no así por el respeto, la lealtad y la honestidad de las personas que tienen y defienden la misma ideología. Que sufren ante la injusticia, que buscan lo mejor de lo mejor en las políticas sociales, en empleo, en la colaboración y participación ciudadana y tantas otras acciones que no llegan porque se apoltronan en los puestos y en los sillones, aguantan todo el tiempo posible y hasta llegan a mirar de reojo cuando se les habla.

Creo que ha llegado el momento para que a través de la palabra, el diálogo, busquemos la solución de nuestra organización. El debate para la urgente renovación que nos pide sin cesar día a día la sociedad y dejemos de mantener los oídos sordos. Si no es así no estaremos en la oposición, es que no estaremos.

Queremos personas comprometidas, ya que es lo que espera la ciudadanía, y con un proyecto socialista claro, que es lo que nos distingue de otras fuerzas políticas, y en lo que la gente de a pie ya no nos reconoce. Cuanto antes debemos realizar las consultas necesarias para llegar a una democracia participativa, que es el mejor instrumento para fortalecer interiormente a nuestro partido. Nuestro camino debe ser el impulso de nuevas ideas y proyectos que ilusionen a nuestros militantes y que ellos sean el hilo conductor que nos acerquen a toda la ciudadanía. Si conseguimos ilusionar a las personas de nuestro partido, y mientras más jóvenes mejor, habremos recorrido una gran parte de ese camino.

Debemos hacer lo necesario para enmendar errores y procurar las condiciones que eviten situaciones negativas futuras, que con empuje y luchando sin descanso todo es posible; y, que dejando las cosas como están estamos condenados al fin, a un fin que no honrará a nuestros fundadores y que, por supuesto, desvirtuará nuestros principios y el trabajo que en nombre de tales hemos realizado hasta ahora.

Por ello estoy con la mayoría de mis compañeros y compañeras que claman y exigen «un militante un voto». Estoy convencida que de esta manera lograremos que todas las decisiones que se tomen para elegir los cargos orgánicos e institucionales sean las acertadas.

* Militante socialista de base