En este mes de septiembre, se cumple en nuestra ciudad el ciento cincuenta aniversario de la llegada del primer tren procedente de Madrid, a la estación de ferrocarril de Córdoba, mediante la finalización del trazado Vilches-Córdoba. Conmemoración que nos retroae a esos primeros momentos del proceso de industrialización de la ciudad de la Mezquita.
Durante la mitad del siglo XIX, la inversión pública en materia de Fomento y obras públicas del Estado español dedicó parte de sus efectivos al tendido de una serie de líneas de ferrocarril por los diversos territorios de la geografía hispana, y entre ellas la ejecución de una línea que conectase Madrid con Andalucía.
Se licitó en este sentido el trazado y explotación de la línea de prolongación de Manzanares-Córdoba, resultando adjudicataria la Compañía de Ferrocarriles Madrid-Zaragoza-Alicante, que propuso para la nueva via férrea el sistema Vignoles y dio rápido comienzo a la realización de las obras, lo que facilitó la contratación de numeroso personal técnico para el estudio y toma de datos así como para organizar e instalar los servicios auxiliares, la vía general, las estaciones de viajeros, muelles de mercancías, depósitos de agua, etcétera, y braceros para construir el tendido y demás construcciones.
Todo este movimiento demográfico, técnico y económico, generó un importante avance en la población, creándose empleos, teniendo que recurrir incluso a mano de obra de las localidades cercanas, potenciándose el comercio y la industria, sobre todo de productos agrícolas, servicios de transporte de personas desde otras poblaciones hasta la estación cordobesa, que ya existía desde varios años antes por la conexión de nuestra capital con Sevilla, así como de ganado y mercancías, dando en definitiva una renovada vitalidad a la urbe.
El proceso para la construcción de la nueva línea férrea fue bastante prolijo, dando comienzo con las previas expropiaciones de fincas, necesarias para ubicar los railes y la estación, con fecha 14 de junio de 1857. En junio de 1860 se inician las obras de consolidación de los dos pabellones de esta nueva estación de ferrocarril cordobesa. Proceso que tuvo sus inconvenientes y vicisitudes, como el accidente ocasionado el 22 de octubre de 1865, cuando el maquinista Enrique Shwarta causó involuntarias lesiones a varios trabajadores que efectuaban iguales labores en la futura vía férrea, mientras realizaba comprobaciones con la locomotora nº 239, provocando un choque de trenes junto al arroyo de Pedroches.
El día 15 de septiembre de 1866 Madrid queda unida a Andalucía y en concreto a la provincia de Córdoba en la que quedaron abiertas las nuevas estaciones de Villa del Río, Montoro, Pedro Abad, El Carpio, Villafranca y Alcolea, hasta llegar a la estación de la ciudad de Córdoba. Continuando el trayecto ferroviario hasta Cádiz.
Esta línea férrea que partía de Madrid, contaba con varios trayectos: el de Madrid a Alcázar de San Juan, el de Alcázar de San Juan a Córdoba, el de Córdoba a Sevilla y el de Sevilla a Cádiz.
Para la inauguración de este nuevo trayecto ferroviario llegaron el día anterior a la ciudad cordobesa los entonces ministros de la Gobernación y de Fomento, el director general de Obras Públicas Martin Belda, y diversas personalidades de Madrid, que recorrieron en viaje inaugural el trayecto, siendo recibidos por el gobernador civil de Córdoba, el alcalde-corregidor de la capital Mariano de Cabezas y Saravia, conde Zamora de Riofrío, una comisión de la Diputación Provincial cordobesa, diputados y senadores, así como numerosas personalidades y representantes públicos cordobeses, todos los cuales viajaron en carruajes a la nueva estación de la próxima población de El Carpio, donde recibieron al nuevo tren, para así y subiéndose todos al mismo, continuar viaje hasta entrar de forma pública y multitudinaria en Córdoba a las dos de la tarde del 15 de septiembre de 1866, en una estación engalanada de banderolas y gallardetes. Previamente el día de antes habían sido agasajadas las autoridades venidas desde Madrid, con recepciones por parte del Ayuntamiento y Diputación, almuerzo y función teatral en el Gran Teatro.
En la estación de Córdoba esperaban la llegada del tren inaugural multitud de comisiones de todas las corporaciones y establecimientos públicos, que en inmenso desfile de carruajes acompañaron a los ilustres viajeros una vez bajaron del tren, hasta el edificio del gobierno, donde se hospedaron tras despedir al numeroso cortejo, para al día siguiente salir hacia Sevilla y Cádiz a inaugurar la línea férrea que unía estas ciudades.
De inmediato se establecen los servicios para el transporte de viajeros y mercancías. Así el día 23 se abre dicho servicio, con un solo tren que salía de la ciudad cordobesa a las 5 de la madrugada, llegando a Madrid a las 23.05 horas de la noche y otro ferrocarril en sentido contrario que saliendo de Madrid a las 21.55 de la noche, llegaba a Córdoba a las 15.05 de la tarde del día siguiente, con paradas en las diversas estaciones del recorrido.
Igualmente se disponen otros trenes diarios que saliendo de Córdoba la unen a Andújar, dos a Sevilla y otros dos trenes diarios a Málaga.
Los precios de los billetes para los viajeros variaban en función de la clase o categoría, de forma que el billete Madrid-Córdoba y viceversa, para primera clase era de 194 reales y 50 céntimos, en tanto el de segunda clase bajaba a 150 reales y 75 céntimos, siendo finalmente el de tercera clase de 92 reales y 50 céntimos.
Por su parte, se encomienda a la empresa de Onofre y Benito Ferrer el servicio de mensajería y transporte de mercancías a través del nuevo ferrocarril, que eran despachadas desde el establecimiento que esta empresa tenía abierto en el Campo de la Merced.
En suma, conmemoramos este 150 aniversario de la conexión por ferrocarril de Córdoba con Madrid y por tanto con el resto del país, por cuanto este avance en las comunicaciones de la época supuso de progreso en nuestra ciudad.
* Cronista de Córdoba
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