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Iniciativas para el turismo en Córdoba

Esta semana han vuelto a aflorar discrepancias políticas y empresariales sobre la gestión del turismo en Córdoba capital. Por una parte, la decisión sobre la liquidación del Consorcio de Turismo, aplazada de nuevo por el Pleno. Por otra, el descontento de las organizaciones empresariales agrupadas en el clúster Fides (Comercio Córdoba, Hostecor, Córdoba ATPC y Asociación de Agencias de Viajes), que reprochan al gobierno municipal la ausencia de políticas para el sector turístico, al tiempo que estiman que Córdoba necesitaría 1.500 plazas hoteleras más, afirmación que ha recibido inmediata réplica en contra de la Asociación de Empresarios de Hospedaje.

Las polémicas sobre la estrategia de gestión e impulso del turismo en Córdoba no son nuevas. Se trata del único sector económico que ha resistido y crecido en plena crisis, y, por lo tanto, genera expectativas que pueden frustrarse por las decisiones del gobierno de PSOE-IU. O por sus indecisiones, como la anulación del sistema de visitas a los patios sin alternativa clara, la suspensión del espectáculo del Alcázar o su incapacidad de proveer la apertura de los museos municipales en fechas punta de visitantes. Por otra parte, los empresarios de hostelería, antes agrupados en Hostecor, están divididos, con nuevas organizaciones que integran a empresas de varios sectores, como Córdoba APTC, o se especializan, como Aehco, junto al citado clúster Fides. Varias de ellas actúan coordinadas, pero la desunión empresarial persiste. Al margen de estas razones, está claro que Córdoba necesita que el Ayuntamiento se ponga las pilas y clarifique su política turística, tanto internamente en su propio organigrama -acaba de crear tres mesas de trabajo para diseñarlo- como marcando, de la forma más consensuada posible, unos criterios claros de impulso a la actividad, enfocados siempre a la mejora de la calidad, a primar el crecimiento de la estancia media por encima del aumento de visitas de paso y a la mejora de los servicios que se prestan. El sector no crea empleo como correspondería al aumento de pernoctaciones, y eso que, como ha comprobado varias veces este periódico, los precios de los hoteles superan los de otras ciudades de similares características. El Ayuntamiento, midiendo bien sus pasos, podría incentivar la inversión en nuevas instalaciones hoteleras que corrijan esta situación.

Es bueno que haya en la ciudad un debate vivo sobre el turismo, y que el sector empresarial pinche al Ayuntamiento -aunque el caso de esta semana evidencia más bien presiones entre grupos empresariales- para que el equipo de gobierno reaccione y ponga en marcha estrategias pensadas a medio plazo, no solo para resolver cada situación puntual que se plantee. Si Córdoba ha encontrado en el turismo urbano, cultural y gastronómico uno de sus puntales para el desarrollo, está obligada a hacerlo bien para no quemar ese potencial. H

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