En diciembre de 2008 el periodista Julio Merino presentaba en la Delegación Provincial de Turismo y Deporte un proyecto de ruta turístico-cultural de la batalla de Munda . El proyecto --en gran parte hecho realidad-- pretende motivar al turista a recorrer el itinerario y, de paso, adentrarse en pueblos de la Campiña como Montalbán, Castro del Río, Espejo, Montilla, además de Nueva Carteya y Baena, relacionados con aquella. Alude el título del proyecto al combate que las legiones de Cneo Pompeyo y Julio César sostuvieron el 17 de marzo del año 45 a.C. en el Campus Mundensis, que el coronel francés E. Stoffel identifica en 1887 con los Llanos de Vanda, a escasa distancia de Montilla. Un criterio que, desde hace años, los especialistas vienen sometiendo a revisión, sin que todavía se haya alcanzado el consenso.

En este contexto destaca la villa de Espejo, en el mismo enclave que la Ucubi ibero-turdetana de la que habla en seis ocasiones el Bellum Hispaniense, la mejor fuente de información sobre aquellos sucesos. En el enfrentamiento librado por estas tierras entre los ejércitos de las dos poderosas facciones del Estado romano, cesarianos y pompeyanos, el apoyo al defensor de la primera facción ocasiona a la población ucubense una dura represalia por parte del bando contrario. Pero finalizada la contienda, el vencedor, Julio César, concede al antiguo oppidum la categoría de colonia inmune bajo el nombre de Colonia Claritas Iulia Ucubi, que en calidad de tal desempeñaría una función relevante en el proceso de romanización. Incluso acoge a otros municipios bajo su férula en pactos de hospitalitas sellados en placas de bronce. Razones más que poderosas, por tanto, para alentar el protagonismo y compromiso de esta villa en la citada empresa turístico- cultural. Ahora bien, en esta iniciativa Espejo debe vigorizar su presencia ofertando en las debidas condiciones los vestigios arqueológicos que hablan del esplendor que este asentamiento alcanza después que en Munda se pusiera fin a una cruenta guerra civil. En sus aledaños, el visitante podrá contemplar La Albuhera, vestigios de una de las conducciones de agua romanas más antiguas de España; con toda probabilidad, el caput aquae o depósito terminal de un acueducto relacionado con el abastecimiento del preciado líquido a la colonia, que aguarda impaciente una pronta intervención. Y “La Pontanilla”, puente romano de un solo arco de medio punto, sobre el que discurría la vía que enlazaba Ategua con Spalis (Monturque), lo que hace suponer --según la corriente historiográfica más actualizada-- que por ella debieron transitar los respectivos ejércitos en su marcha desde Ategua y Ucubi a Ventippo (Atalaya de Casariche, Sevilla), en los prolegómenos de la renombrada batalla. Y muy especialmente El Aljibe, obra hidráulica de primer orden, a poco más de un kilómetro del casco urbano, sin parangón en la zona. Al igual que otro aljibe de estructura similar y de la misma época (s. I. d.C.), localizado recientemente junto al conocido pilar de la Fuensanta, en fase de recuperación. Indicios --unos y otros-- que coadyuvan a enriquecer la citada “ruta”, incrementando su atractivo y el gusto por transitarla.

Testigos silentes --todos ellos-- de la más remota historia de un pueblo que se une al proyecto, gozoso, además, de haber sido en la Antigüedad cuna de los ascendientes del mismísimo Marco Aurelio, uno de los gobernantes más señeros e importantes de la eterna Roma imperial. H

* Cronista Oficial de Espejo. Académico Numerario