Ya tengo mi fórmula de juramento por si me da por meterme en política y llegar a las Cortes. Me dirán que es empezar la casa por el tejado; que esto es tomarme a chufla nuestras instituciones democráticas; jugar a cortesano, a paseante en cortes. Opiniones para todos los gustos, y seguro que con razón. Quizás. Porque a mí siempre me ha gustado ser previsor. Hombre prevenido vale por dos. Y no me refiero a que yo aspiraría a querer tener dos grupos políticos. No. Es solo un refrán. Mi fórmula dice así, más o menos: "Ni juro ni prometo, sino todo lo contrario, trabajar con entrega y dedicación en mi cargo al que he sido elegido para promocionar de manera justa, equitativa y redistribuidora el salmorejo, los flamenquines, el rabo de toro, las torrijas, el pastel cordobés y los peroles de mi tierra, de la que soy digno representante elegido, y así conseguir un cambio a una nueva era en la que se logre erradicar otras manifestaciones en distintos niveles tendentes a conseguir un solo nivel igualitario de promoción en la gestión administrativa de las leyes de cara a lograr una mayor transparencia en todos, por todos y para todos los ciudadanos y ciudadanas". Más o menos así será mi fórmula de juramento. No sé si me ha salido un poco larga, pero al menos creo que es bastante reivindicativa. Mi problema va a ser llevar a mi niño correspondiente; o niña. No sé si alguna vecina me prestará el suyo. Antes era menos complicado hacer política. Tengo que estar con los nuevos tiempos. Ya solo me queda lo más fácil: formar un partido político e intercambiar unos votos.

* Escritor