Para los hombres y mujeres socialistas las elecciones del día 25 son muy importantes, son vitales, porque no se trata de perder o ganar, se trata del futuro de Europa, ¿qué Europa queremos? ¿Qué Europa vamos a dejar a nuestros hijos e hijas? Esas son las cuestiones que debemos plantearnos. En esta situación de crisis de empleo, económica y social pero también de valores, sería fundamental que despejásemos el horizonte de cualquier duda sobre una Europa que tiene que cambiar el rumbo si quiere salir de la crisis salvando a su ciudadanía y no sólo a los mercados.

Todo el proceso de construcción europea se puede valorar como positivo pero estamos en riesgo de perder la propia identidad si no recuperamos el sentido de la Europa social y del Estado del bienestar, por eso nos dirigimos a los ciudadanos y ciudadanas que están alejándose cada vez más de unas instituciones incapaces de contrarrestar a los poderes económicos y financieros causantes de la crisis; es más, a las que culpan del deterioro de la cohesión, la desigualdad y la pobreza. Nuestro objetivo tiene que ser demostrar que otras mayorías en la Comisión, el Consejo y en el Parlamento habrían gestionado el papel de la Unión Europea ante la crisis de otra manera y en consecuencia los resultados habrían sido otros porque no da igual quién toma las decisiones, ni en base a qué proyecto político lo hace o sirviendo a qué intereses. Queremos ganar estas elecciones porque queremos cambiar Europa, porque queremos que recupere su rostro humano con un proyecto que solucione los problemas de la gente, es decir, que tenga como fin la igualdad.

Por eso para nosotros la prioridad absoluta es cambiar completamente la política económica que nos ha llevado a esta situación, frenar sus consecuencias más negativas y volver a iniciar el crecimiento dirigido a la creación de empleo. Queremos frenar a la derecha que se ha mostrado incapaz de gestionar con solvencia y sentido de la justicia una crisis que los más vulnerables no originaron pero que los ha convertido en paganos de sus males, que ha hecho a los pobres más pobres y a los ricos más ricos. Una derecha que ha maltratado a jóvenes, mujeres, mayores, trabajadores y ha tratado con guante blanco a grandes empresarios y bancos; que no ha respetado la igualdad y los derechos de las mujeres; que ha arruinado el futuro de muchos jóvenes; que sólo nos ha traído más paro, más deuda y más pobreza, sobre todo infantil.

Para conseguir estos fines hemos presentado propuestas creíbles y realizables que puedan facilitar la creación de empleos de calidad y salarios dignos, medidas que luchen contra la exclusión social y la pobreza, alternativas financieras y fiscales que corrijan la actual situación, y de reforzamiento de las libertades y derechos civiles. Sólo si somos capaces de cambiar la deriva que ha tomado la Unión Europea controlada por mayorías conservadoras podremos parar la desigualdad que está en el fondo de la crisis y que es un freno a la recuperación económica y al crecimiento equilibrado.

Las medidas que hay que impulsar tienen que servir para avanzar en la igualdad de oportunidades y reducir las desigualdades económicas. Eso es lo que proponemos para conseguir otra Europa en la que España se sienta cómoda y ocupe un papel principal y no en el furgón de cola, y en la que Andalucía tenga más peso para poder defender nuestros intereses. En definitiva, sólo con políticas que vuelvan a dibujar las señas de identidad del proyecto europeo basado en la solidaridad y la cohesión social podremos salvar también la Europa de los ciudadanos, aquella que nunca se debió quedar por el camino.

* Senadora socialista por Córdoba, presidenta del PSOE-A de Córdoba