Qué quieren que les diga, a mí no me ha gustado nada lo del Papa. En primer lugar he sentido una extraña sensación de tiempos raros que me ha incomodado. Luego, creo que el Papa ha fallado a los creyentes que son la auténtica iglesia, la de verdad. Que los políticos dimitan es lo suyo pero no el representante de Dios en la tierra. El sucesor de Pedro debe soportar hasta morir su ministerio, como lo sufrió Pedro crucificado boca abajo. Tampoco Pedro al final estaba para esos trotes. O como muchos mártires que murieron y sufrieron por no renegar su fe. Si esto no es así, entonces, apaga y vámonos y yo no me creo ya muchas cosas que nos predican. Muchos dirán que la Iglesia y sus métodos y su jerarquía tiene una lógica política mundana clarísima que poco tiene que ver con aquel pescador que pescaba almas para la vida eterna, pero la cuestión papal daba mucha credibilidad divina a esta religión. Es cierto que para seguir a Dios no hay que poner la mirada en el hombre pero el Papa no es un hombre cualquiera y se ha ido por la puerta de atrás por no soportar más la cruz de su cargo. Quizá la degradación de las costumbres en estos tiempos se le estaba haciendo insoportable pero por eso su ministerio tenía que ser más indomable todavía frente a los poderes fácticos que con Cristo no pudieron y con ello El dejó la postura a seguir hasta el final. La renuncia del Papa evidencia decadencia del orden católico. Dice el cordero de Dios en su palabra: yo he vencido al mundo. Pero hoy el mundo ha vencido a este Papa y creo que ello a muchos cristianos les suscita una triste sensación de extravío.

* Abogado