Que todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades es un cuento chino, una de las grandes mentiras de la actualidad. Los tópicos como este son utilizados especialmente cuando se tensa la cuerda porque van muy bien para justificarlo todo, aunque sean falsos.

Es curioso que los que más han vivido por encima de sus --y nuestras-- posibilidades sean ahora los encargados de aleccionar a los ciudadanos y de imponer una austeridad que jamás practicaron.

Algunos ciudadanos, pese a haber hecho todo lo que les habían dicho que tenían que hacer para tener una vida más o menos correcta, empiezan a creer que se han portado mal y que ahora toca recibir el castigo divino. El cuento chino surge el efecto buscado.

Algunos de ellos ni siquiera se han hipotecado, ni han pagado nada a crédito. A otros les hubiese gustado vivir por encima de sus posibilidades, pero nunca han podido permitirse ese lujo y se han limitado a trabajar para sobrevivir.

Otros ni siquiera saben qué es un crédito ni una hipoteca, pero van a pagar la crisis como el Gobierno ha decidido: a base de recortes indiscriminados sin ningún tipo de humanidad. Algunos gobiernos usan tijeras para eliminar el Estado del bienestar; otros, como el español, optan por la sierra eléctrica y tocan lo intocable.

Todo muy constructivo. Y una vez más, quien menos debería hacerlo paga la mayor factura de la crisis. ¿Merecen ser sacrificadas estas personas y sus familias? Esto no son recortes. Son puñaladas traperas.

* Periodista