El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, conocido como Icomos (de la sigla en inglés International Council on Monuments and Sites ), órgano asesor de la Unesco en materia de patrimonio, ha dado a conocer su veredicto sobre las obras de reurbanización de la Ribera y más concretamente del edificio de recepción de visitantes. A grandes rasgos se puede afirmar que este organismo internacional cree que la remodelación que se ha ejecutado en el entorno del río Guadalquivir dignifica y mejora la zona.

La operación urbanística que se ha realizado entre la Torre de la Calahorra y la Mezquita podíamos calificarla como de un empeño del más alto nivel en cuanto a su ejecución, presupuesto, duración y repercusión ciudadana. Una operación de gran calado que en la remodelación del Puente Romano como tal suscitó en la ciudad una polémica especial que colea todavía aunque más bien de manera esporádica o puntual. Esta ambiciosa remodelación la inició la Junta de Andalucía en el año 2004 y ha supuesto la restauración de la Puerta del Puente por dentro y por fuera; el acondicionamiento y consolidación del Puente Romano para uso peatonal y la consolidación de su cimentación y estructura; y la restauración de la torre de La Calahorra.

A esta última fase de esa gran obra pública, ejecutada por la Junta de Andalucía, en la zona más noble de la ciudad, la correspondiente al edificio de recepción de visitantes levantado delante de la Mezquita y a la que se refiere el Icomos, también le ha acompañado la polémica, pero ya en cuestiones no tan trascendentes como la referida a la nueva fisonomía del Puente Romano. Así sus retrasos y las circunstancias del parón de las obras han supuesto algo de polémica ciudadana, pero menos intensa ya que se ha basado en aspectos más complementarios.

ARBOLEDA, SOMBRAS Y MOBILIARIO URBANO

Sin restarle importancia al dictamen del Icomos --dentro de lo positivo que supone un veredicto favorable--, hay que concluir de la lectura del mismo que reconoce un déficit en las obras en cuanto a arboleda, falta de sombras y mobiliario urbano poco amable, o sea, el centro del debate que han planteado los colectivos sociales ciudadanos.

En definitiva, el visto bueno total a las obras de la Ribera no puede justificarse solamente con un aprobación técnica. Más allá del imprescindible respeto al patrimonio que se deduce del dictamen del Icomos, la propia ciudad tiene también legitimidad para opinar sobre aspectos concretos de esta gran reforma. El espaldarazo del Icomos, pues, a las obras de la Ribera no evita la legitimidad de un debate ciudadano y el tener en cuenta el valor de la sensibilidad social. La ciudad de Córdoba, en última instancia, será la que en el transcurso del tiempo apruebe total o parcialmente estas obras de la Ribera.