En Ecologistas en Acción nos asomamos al río con bastante frecuencia y estamos pendientes de todo lo que sucede en él, ya que lo consideramos uno de los lugares más ricos e importantes de la ciudad por su diversidad biológica.

Llevamos varios años participando en la Plataforma por un Río Vivo, a la que está invitada toda la ciudadanía, donde se ha venido debatiendo el río que queremos. Ha habido charlas muy enriquecedoras en las que se han acercado posiciones sobre la vegetación, los limos, el caudal y los cambios que se han producido en los últimos años.

En la sección de "Debates del CORDOBA" dedicada a los sotos vemos que se centran los comentarios en que el río no tiene caudal, que el río no corre, que el río no tiene la majestuosidad que debería tener... y se lo achacan a que la vegetación se lo impide. Es cierto que con las últimas crecidas se han acumulado muchos limos, que luego se han aprovechado por la vegetación y que junto a un caudal deficitario han provocado que ésta se extienda, pero que no se traduzca eso en pedir una canalización del río, algo que determinadas personas de esta ciudad con indeterminados intereses llevan planteando desde hace años.

Pero lo que más nos ha sorprendido es el artículo escrito por José Javier Rodríguez Alcalde el pasado 16 de abril, sobre todo porque de forma literaria nos habla de la gorga del río mientras de forma literaria también lo intenta ensuciar llenándolo de ratas. Estos animales son un clásico de la literatura para hablar de mala higiene pero deberían saber que son más abundantes en las alcantarillas de las ciudades que en los ríos (salvo las ratas de agua que nada tienen que ver). Se han visto ratas junto a la Mezquita, en los Jardines de la Victoria, en los árboles del Parque de Colón,... sin que sea un indicio de suciedad.

En el río no se ven esos enjambres de ratas, aunque alguien los pueda imaginar, y quien va al río lo sabe. Hay conejos eso sí, hay calamones (aves que cuesta ver en Doñana), hay martines pescadores, garcillas, garcetas, martinetes, garzas reales,... hay autillos y mochuelos y muchas especies más. No es que digan que han visto una nutria es que hay varias nutrias y sorprende también la ristra de adjetivos peyorativos que le dedica el autor de ese artículo de opinión. Al resto de la población le resultan simpáticas y se alegran de que estén ahí. Esos comentarios parecen retroceder varias décadas, cuando los carnívoros en general, sobre todo cuando competían con el ser humando por la pesca o la caza, eran perseguidos como alimañas. Siendo este señor catedrático de Veterinaria sabrá que las poblaciones naturales de depredadores y sus presas se autorregulan, y que si hay nutrias es que hay peces, y si unos dejan de ser abundantes lo serán las otras.

Curioso es también que el autor añore las percas y el black-bass, dos especies introducidas que han acabado con gran parte de la icitiofauna autóctona, que se clasificaron como especies invasoras pero los colectivos de pesca han conseguido que no sea así. Y sigue habiendo barbos y carpas, se ven y se oyen saltar, más que tencas porque el río, que aún corre a pesar de que los pantanos lo estrangulen, no es un cenagal.

Guillermo Contreras

Ecologistas en Acción

Córdoba