A pesar de lo que algunos puedan pensar, a la distribución comercial, y más en concreto a las grandes cadenas de distribución, nos interesa poder trabajar con un sector productor y envasador español estable y estructurado con el que poder ofrecer a los consumidores productos de calidad a precios justos en todo momento. La estabilidad de la oferta y de las condiciones comerciales redunda en un beneficio sobre todos los eslabones de la cadena y sobre el propio consumidor.

El sector productor español de aceite de oliva produce cada vez más y mejor de manera continuada. En los últimos diez años la media de producción supera en un 60% a la de la década anterior, y se van sucediendo, año tras año, cosechas importantes de manera regular. El sector de la distribución ha contribuido a colocar en el mercado y gran parte de esta producción adicional, haciendo que el aceite de oliva esté presente en todos los hogares españoles. En una situación de crisis económica como la actual, en la que se ha reducido fuertemente el consumo, las cadenas de supermercados apostamos por promover el aumento del consumo interior y exterior de aceite y mejorar su comercialización conjuntamente con los otros eslabones de la cadena.

Desde nuestro análisis, apoyamos las demandas del sector productor de activar los mecanismos de regulación del mercado que contempla la PAC. Además, consideramos que deben mejorar las relaciones contractuales a lo largo de la cadena, especialmente entre productores y envasadores, para conseguir mayor estabilidad de las relaciones comerciales, así como fomentar y apoyar la integración del sector cooperativo para mejorar la eficiencia y productividad del sector.

Además de una estructura empresarial de la producción orientada al mercado, hace falta seguir trasladando al consumidor la importancia y el valor del producto desde el punto de vista culinario y de sus propiedades saludables. Aquí, la promoción tiene un valor fundamental y hay que potenciar el conocimiento de las distintas calidades, las diferenciaciones varietales y las distintas denominaciones de origen.

Ya hay algunas marcas relevantes y empresas de distribución que están apostando por esa mayor diferenciación en el surtido de productos, y de cara al mercado exterior, las cadenas de distribución internacionales están ofreciendo su colaboración a la Administración y al resto de eslabones de la cadena para diseñar campañas y estrategias de promoción que pongan en valor la calidad de los aceites de oliva españoles.

La cadena de comercialización debe comprometerse también a mantener el alto nivel de controles de calidad de los productos que actualmente tenemos, colaborando para mejorar y detectar los problemas, evitando que planee sobre el mercado la duda o sospecha de la calidad de nuestros aceites.

Sobre estas líneas de actuación se basa la colaboración que la distribución comercial organizada ofrece al conjunto del sector, con el fin de superar los problemas coyunturales y construir un mercado cada vez más potente en el medio y largo plazo. No podemos renunciar a tener estructuras empresariales más eficientes y competitivas. La cadena de valor del aceite de oliva tiene que mejorar el rendimiento empresarial para que el consumidor siga disfrutando del mejor aceite del mundo.

* Director General de ACES

(Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados)