Me alegra que algunos dirigentes vean como un activo del partido socialista lo que creyeron siempre un serio problema, por la aparente imagen de fragmentación y fragilidad que pudiera darse ante la propia ciudadanía. Está claro que hacen de tripas corazón al dar como bueno el modelo propugnado en su día, desde IS-PSOE, para el conjunto de la organización fundada por Iglesias. Al fin, se abre camino el mismo con más o menos fuerza, tras los acontecimientos de Madrid, donde Tomás Gómez ha hecho un enorme servicio al conjunto de la militancia, habiendo dado también una lección de ética y coraje personal, al no haberse dejado amilanar por la presión ejercida sobre su persona, ni descabalgar tampoco a instancias del propio secretario general, quien al parecer le exigió que retirara su candidatura para a la Comunidad de Madrid, y dejara expedito el paso en favor de la ministra Trinidad Jiménez, quien a buen seguro por su indicación se postula ya para el puesto. Aunque elogien las primarias a nadie se le oculta que si las hay es porque no han podido convencer a Gómez para que abandone, las ha aceptado a la fuerza. Para mí no puede ser que Tomás sea un maravilloso secretario general del PSM, cuando lo nombra el propio Zapatero, y luego no pueda ni tan siquiera tener opción a ser el candidato de su partido a la presidencia de su Comunidad, por la que trabaja con un interesante proyecto desde hace ya más tres años. A mí me gustaría saber dónde está escrito que los candidatos, aunque fracasen, se elijan por las encuestas y máxime cuando ni tan siquiera sabemos cómo se hacen, quién las paga y a qué intereses responden. Ya está bien de cooptación, por lo que propugno más democracia interna para toda la organización, que hago extensiva a los demás partidos políticos, y que siempre sea la voz de la militancia la que prevalezca en su seno. De ahí que Tomás Gómez haya hecho muy bien en romper con la dinámica establecida, lo que redundará para bien de toda la organización tras el postzapaterismo, al dar más fuerza a un partido demasiado adormecido, y con una militancia en horas bajas por haber tenido que presenciar cómo sus dirigentes hacen a diario el trabajo más sucio a la derecha. En una organización de masas, los militantes deberían tener unos cauces claros para no ser meros comparsas de lo que afirmen sus dirigentes, por cierto, cooptados también en su inmensa mayoría y que ni siempre son los mejores ni tampoco los más preparados y capaces para el ejercicio del poder.

Con respecto a nuestra ciudad, llevamos meses mareando la perdiz con candidatos diversos a la palestra y, sobre todo, con un presidente autonómico quien por creer que los socialistas sumarán más votos que IU a toda costa desea que Miguel Angel Moratinos sea ya postulado como candidato para la alcaldía de Córdoba, en detrimento de los demás que se han barajado. A su juicio, es el mejor que podría existir para plantarle batalla al Partido Popular, cuyo candidato se halla más próximo que nunca a la mayoría absoluta. Y volvemos a lo mismo, como en Madrid, a las dichosas encuestas, obviándose todo el trabajo realizado por quien ya se ha postulado, como en su día también se sorteara el que realizara el hoy senador Antonio Hurtado, a quien ni tan siquiera se le dio la oportunidad de poderse presentar como candidato a las elecciones, si bien se le premió más tarde por su fidelidad y porque no presentara batalla tras su ímproba tarea de oposición a Rosa Aguilar. Que nuestro ministro pueda ser un buen candidato nadie lo duda, y más tras haber puesto a Córdoba otra vez en el mapa del mundo, pero no estoy seguro de que pudiera aguantar en esta ciudad universal de no alcanzar la alcaldía. Por eso mismo creo que ya está bien de imposiciones. Hasta ahora el que sí se ha postulado, y de forma clara, ha sido Rafael Blanco, actual primer teniente de alcalde y candidato cooptado desde Madrid en el 2007, a quien aconsejo, que si de verdad desea volver a serlo y ante el hecho de que se le pudiera hurtar su derecho, que no renuncie al mismo, entre otras razones por habérselo ganado a pulso, día tras día, con su esfuerzo y un buen proyecto socialista, cuando lo dejó todo por venir hasta nuestra ciudad para creer en él. Como dijera Juan Barranco para Madrid, siempre se habló de buscar a mirlos blancos, pero luego resulta que éstos no levantan el vuelo y no se quedan, siendo lo que podríamos volver a presenciar, una vez más, para desgracia de la formación socialista en nuestra ciudad califal. Sinceramente, creo que debería haber primarias en Córdoba, en contra de lo propugnado por la dirección regional, ya éstas al ser una competición limpia entre candidatos más que desgastar bien podrían servir para relanzar ante la ciudadanía al candidato elegido por la militancia, y no por los dirigentes de un partido a los que pocas veces se les piden responsabilidades cuando se equivocan.

* Catedrático