Una mujer fuerte y valiente está poniendo en jaque a los gobiernos español y marroquí con una iniciativa tan pacífica como negarse a comer mientras no le permitan volver a su casa. La lucha de Aminatu Haidar ha disparado a la primera línea informativa el problema del pueblo saharaui, abandonado por los dirigentes tanto de España como de Marruecos, engañado por los organismos internacionales (¿qué fue del referéndum que propugnaba la ONU?) y desterrado a un desierto desolado y estéril.

Solo la fortaleza de este pueblo y el apoyo solidario de muchos ciudadanos españoles han posibilitado que los saharauis sigan vivos. Para España son una patata caliente que nunca han querido tener entre las manos. Para el régimen autoritario de Marruecos son una espina clavada de la que se quieren deshacer sin compasión, aunque tengan que obviar hasta la Declaración de los Derechos Humanos.

Es una causa casi olvidada para la mayoría pero Haidar ha conseguido que se vuelva a hablar de ella en todos los medios de comunicación y que su demanda llegue hasta la Unión Europea y posiblemente hasta Estados Unidos. Lo triste es que la salud de la activista es muy precaria y quizá esta hermosa lucha termine en tragedia para ella y para su familia. Es posible que esté siendo algo radical pero solo defiende los derechos de un pueblo a existir con dignidad. Ni a Marruecos ni a España le interesa que Haidar se convierta en una heroína muerta, así que espero que, aunque sea por puro egoísmo, no permitan que lo sea. Inshalá.