La Casa de la Cultura de Doña Mencía ha sido el escenario de la presentación de dos libros muy diferentes. Uno, culinario y otro, literario: Guisar como ayer en Doña Mencía y El Olivar de las Animas . El excelente libro de recetas recopiladas por Juliana Moreno es el exponente más genuino de la dieta mediterránea. En septiembre, la Unesco decidirá si forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Como ha señalado la ministra Elena Espinosa, "la dieta mediterránea, además de un inventario de alimentos, una forma de cocinarlos, de definir un paisaje, de generar cultura y tradiciones, es fundamentalmente una forma de entender la vida". Por desgracia hay un alejamiento social de este modelo alimentario mediterráneo. Estos cambios, en el consumo de lo nuestro de toda la vida, llevan aparejados --prosiguió la ministra-- el abandono de los territorios rurales y la degradación de los paisajes. Miren por donde, esto último se perfila como una espada de Damocles sobre Doña Mencía. El pasado sábado encontré colgaduras en todos los balcones a favor de que la autovía pase soterrada. Llevan razón los mencianos que están a favor del progreso pero no a costa del retroceso. Lo ha expresado muy bien la señora Espinosa al aludir a la definición de un paisaje como una forma de entender la vida cuando defendía la dieta mediterránea. Don Juan Valera, al que me referí durante la presentación de El Olivar de las Animas , prestaría sin lugar a duda su pluma para defender a Doña Mencia del proyectado deterioro de su paisaje.

* Periodista