Hay personas que muchas veces comen ensalada por comer algo sano, y no aprovechan la oportunidad de añadirle algo más, que haga aún más saludables nuestros platos. Son varios los expertos en nutrición que defienden que poner color a los platos, a través de los alimentos por supuesto, puede ser muy beneficioso para nuestra salud.

"A veces hay personas con tendencia monótona en su alimentación, que comen una ensalada como por obligación, y lo realmente interesante es que pongamos diferentes vegetales y frutas porque cada una tiene sus propias características, no hay ninguna milagrosa, aunque se empeñen en vendernos lo contrario", asegura en una entrevista la médico residente en Medicina de Familia y Comunitaria y máster en Nutrición Clínica y Endocrinología, Judit Soto.

A su juicio, lo bueno es la variedad, y cada pigmento de color tiene unas propiedades. Por ejemplo, apunta al licopeno rojo del tomate, de la sandia o del pimiento rojo; al verde clorofila de algunos alimentos; al color azulado de las moras y de los frutos rojos. "Poner un poco de cada color es asegurarnos que cubrimos todos los nutrientes; es también una forma sencilla de hacer la compra y de cocinar, ya que de esta forma nos aseguramos que estamos tomando todo lo que necesitamos", agrega.

En 'Salud con razón' (Paidós), un manual con el que la doctora Soto nos aporta las claves sobre cómo la alimentación puede ayudarnos a prevenir enfermedades, comenta que al introducir carbohidratos en nuestra dieta en forma de frutas, de verduras y de hortalizas de forma entera no solo estaremos añadiendo color a nuestros platos sino también fibra, y todos los nutrientes que contienen: vitaminas, minerales, antioxidantes, y otros fitoquímicos.

Lamenta en este sentido que la anatomía de nuestra dieta actual es muy alta en procesados, carnes, pescados, huevos, y lácteos y en cambio, "es tremendamente pobre en frutas, vegetales, frutos secos, y legumbres". Con ello, recomienda aumentar más estos alimentos, consumir agua en lugar de otras bebidas. En definitiva, aumentar los productos de origen vegetal y priorizar sobre todo los cereales íntegros e integrales (no las galletas integrales o el pan de molde integral).

"Tratar de ingerir alimentos íntegros, como el arroz integral, o el trigo sarraceno, por ejemplo, es consumir el trigo entero. Cuando se muele para hacer la harina quitas parte de nutrientes y haces que sea menos saciante. Al comerte esos granos enteros te sacias antes, y de la otra forma te saciarás menos. Tres naranjas enteras es más difícil comérselas, que no tres zumos de naranja. Nos obligan a masticar más y esto da sensación de saciedad al cerebro", agrega.

Antioxidantes y fitoquímicos

La doctora Soto explica en su libro que la fruta y la verdura, además no solo contienen fibra sino también "innumerables nutrientes", destacando entre ellos los antioxidantes, que son los pigmentos que les dan color. "Piensa en la cantidad de colores y de tonalidades que tienen las frutas y las verduras. Cuanto más color, mayor es la riqueza de nutrientes del alimento. Por eso, una buena idea, a la hora de hacer la compra, es escoger las frutas y las verduras con colores más vivos. Por ejemplo, la col morada que la blanca; mejor el melón de cantalupo que el blanco de piel de sapo; mejor hojas verdes o moradas que la pálida lechuga iceberg", añade.

En su opinión, lo interesante de los antioxidantes es su papel a la hora de reparar y prevenir el daño que han sufrido las proteínas que han sido glicosadas. "Incluirlos en nuestra dieta puede mejorar y prevenir los daños asociados con la diabetes, además de disminuir la absorción de azúcares de la dieta, lo que mejora los niveles de glucosa en sangre", agrega la médico residente.