Diario Córdoba

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'Dream Scenario'

Nicolas Cage realiza uno de sus mejores trabajos interpretativos de su larga y heterogénea carrera

Nicolas Cage, en una escena de 'Dream Scenario'. CÓRDOBA

Comedia negra, con toques de fantasía. Surrealista. Los sueños adquieren suma importancia, llevando y trayendo al protagonista por derroteros inimaginables. El guionista y director noruego Kristoffer Borgli, en esta su primera producción norteamericana, parte de una ingeniosa idea para narrar un cuento, que nace con el sueño de una hija, con su padre como testigo impertérrito de extraños sucesos, universalizándose hasta convertirse en un fenómeno viral.

Nicolas Cage realiza uno de sus mejores trabajos interpretativos de su larga y heterogénea carrera. Aquí nos encontramos a un actor más comedido de lo que acostumbra y a un personaje perplejo ante la situación que vive, aunque durante el primer acto está encantado cuando comienza a verse como un tipo especial, después de su anodina vida de profesor, ya que casi todos -menos su mujer (encarnada en una estupenda Julianne Nicholson)- le confiesan haberlo visto en sueños: desde una ex hasta su alumnado… No obstante, la cosa se le acaba yendo de las manos, en un segundo acto en que los sueños se transforman en pesadillas, cuando su papel cambia de pasivo a activo y terrorífico. Así pues, de deseado pasa a ser odiado. Las redes sociales y medios de comunicación terminan por fastidiarle vida y negocio, el que emprende con una agencia de marketing que ha visto el filón.

No estamos solo ante una comedia surrealista que nos hará soltar alguna carcajada con situaciones de lo más ocurrente, también se nos presenta una muy interesante reflexión sobre la fama y lo que puede llegar a ocurrir en esa nueva cultura la cancelación que estamos viviendo en tiempos como los de hoy, cuando se podría llegar a límites como los que sufre este personaje, perdiendo trabajo, familia y dignidad… y un poco la cabeza.

En el tercer acto de este “escenario de ensueño”, el culmen del relato llega cuando el hombre que es soñado acaba por sufrir en sus propias carnes lo que está sucediendo a los demás, como aquel “regador regado” de Louis Lumière (1895).

La realidad y el sueño, nada nuevo después de Calderón.

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