El vino para cocinar puede convertirse en un ingrediente tan importante como el aceite o la harina -otra vez la trilogía- que, lo mismo que los otros debe utilizarse moderadamente. Un mundo tan lúdico como el del vino nunca puede someterse a normas rígidas, pero sí al sentido común. Por ejemplo, hay que abandonar la idea de utilizar en la cocina vinos defectuosos, porque la cocción no sólo no los repara, sino que los empeora; y la de que todos los vinos sirven para aderezar todos los platos. Conviene atenerse a las mismas que orientan su uso en la mesa. Si los diferentes platos de un menú contienen vino, lo más adecuado es que todos pertenezcan a la misma zona vinícola. Otra recomendación cuando el guiso contiene vino, es utilizar cuchara de madera para remover, ya que las de acero, en contacto con el alcohol, transmiten sabor metálico. En todo caso, las de madera respetan más la integridad del guiso -y de las cazuelas- asegurando una correcta presentación.