Llamamos mariscos a los animales marinos invertebrados, y especialmente los crustáceos y moluscos comestibles. Las marisquerías son establecimientos donde se venden o se consumen mariscos. La gastronomía es el arte de preparar una buena comida y la afición al buen comer. Hasta aquí el diccionario. Las marisquerías, podemos añadir, son lugares gastronómicos, por la suculencia del género que tratan y astronómicos por el precio que alcanzan la mayoría de los elementos que allí se exhiben, sobre todo, si hablamos de frescura y calidad. En ninguna parte dan duros por pesetas (anticuada expresión que no sabría muy bien trasladar a la moneda actual, como no fuera dar euros por céntimos, pero la verdad es que así no tiene gracia alguna). Pocos mariscos son baratos; sálvense los mejillones y alguna cosilla más, pero lo innegable es la inclinación a consumirlos que tenemos los seres humanos, desde los tiempos más remotos de nuestra existencia.

En la cueva del Bajondillo, en Torremolinos, se han encontrado restos de conchas, que constituyen el testimonio más antiguo de que los neandertales comían marisco hace 150.000 años. Y según el investigador del CSIC Francisco Jiménez Espejo, «no se queda en una cuestión de datación, ya que tiene importantes implicaciones para el conocimiento de la evolución humana; muchos investigadores argumentan que el marisqueo es uno de los comportamientos que define a los humanos modernos, y, en cierta medida, una ventaja adaptativa que permitió que el Homo sapiens se expandiera». Bueno, ahí lo tienen. Nos gusta el marisco desde siempre ¡qué le vamos a hacer!

No deja de ser interesante que precisamente en Torremolinos haya una estupenda marisquería fundada en 1951, gracias a la visión comercial del abuelo del actual propietario, que vio venir el explosivo desarrollo turístico de la Costa del Sol, y muy especialmente, el de este pueblecito de pescadores, cuya historia reciente ha dado para novelas, películas y series de televisión. La marisquería La Chacha está subiendo la calle San Miguel, al final, a la izquierda, en la avenida de Palma de Mallorca. Conchas finas, vieiras, búsanos -así llaman en Málaga a las cañaíllas- navajas, pulpo, salpicón, huevas, atún, mejillones, boquerones en vinagre, langostinos, carabineros, gambas, cigalas, cuerpos... Como muchos cordobeses, la conocí siendo muy pequeña; todavía no sabía pelar gambas y eran mis padres mis valedores. Ahora, que ya sé pelarlas, la visito siempre que puedo.