El diestro David Fandila El Fandi cortó tres orejas y salió a hombros el viernes pasado en el festejo que supuso el regreso de los toros a Palma de Mallorca después de un año sin darse en la toda la región, y puso el argumento a una noche también exitosa en la taquilla, con un Coliseo Balear prácticamente lleno.

La noche representaba mucho más que una corrida de toros. Era la victoria del toreo sobre una pretensión abolicionista que el Constitucional echó por tierra y que solo ha servido para privar a los aficionados baleares de los festejos taurinos en las islas durante una temporada, la del 2018. Pero las cosas han vuelto a su cauce. Los toros han regresado para quedarse, y eso quedó demostrado en la gran entrada que hubo en el Coliseo Balear, con más tres cuartos del aforo o, lo que es lo mismo, alrededor de 9.000 personas para ver un festejo de lo más atractivo, con cuatro toreros de primer nivel como Morante, Juli, Manzanares y Fandi, que entró a última hora por Roca Rey.

El momento del paseíllo fue ya emocionante, con la gente en pie aplaudiendo a los espadas y con gritos de «¡Libertad!» para defender así una afición que el viernes volvió a latir con más fuerza que nunca en Palma. El único conato «anti» (sin contar la concentración que hubo en los aledaños de la plaza antes del festejo) no tardó tampoco en aparecer. Fue a la muerte del primer toro cuando el activista holandés Peter Janssen se arrojó por enésima vez a un ruedo en señal de protesta.

pontevedra/ Por otra parte, El Fandi salió ayer a hombros en la primera de la feria de La Peregrina de Pontevedra, tras cortar dos orejas en una tarde aciaga en lo ganadero para Pablo Aguado y en la que Diego Ventura sentó cátedra a caballo, aunque solo paseara un trofeo. El Fandi exhibió toda su variedad capotera con sus dos toros. No faltó de nada. Largas cambiadas, verónicas, delantales, chicuelinas, tafalleras, gaoneras y zapopinas, a las que dio continuidad con explosivos tercios de banderillas. Pablo Aguado nada más que pudo mostrar su gran capote frente al tercero, un manso con el que quedó prácticamente inédito. Y con el sexto bis, cositas sueltas ante otro toro manso y sin fortaleza.