Paola Porras Sánchez sueña con poder vivir de la pintura algún día, después de dejar atrás la pesadilla del cáncer y recibir el alta del hospital Reina Sofía. Sin embargo, como ella confiesa, «me da mucha pena no ir a más revisiones al Reina Sofía, porque ha sido mi segunda casa». Paola, a la que le encanta Velázquez, es tan dulce como la imagen que transmite la conocida menina de este pintor y, aunque ya tiene 20 años, sigue siendo para su familia y para el Reina Sofía la niña de Andújar que con solo siete años tuvo que enfrentarse a un tumor cerebral en grado IV, cáncer al que ahora le ha ganado la batalla.

«Mi hija siempre fue muy adelantada. Nació sietemesina y con 7 meses y medio ya andaba. El 1 de julio del 2006 estábamos de boda. Empezó a encontrarse mal y llegó un momento que no conocía a nadie. En el hospital de Andújar apreciaron que presentaba una inflamación en la cabeza y nos derivaron al Reina Sofía», cuenta María del Carmen Sánchez, madre de esta joven.

«Tras realizarle varias pruebas en el Reina Sofía, comprobaron que presentaba un tumor que era bastante agresivo, con la fortuna de que se podía extirpar bastante bien, y rápidamente la operaron y empezaron a tratarla. Debido a tantos tratamientos como necesitó mi hija, su desarrollo físico se vio afectado y es menos alta de lo que podía haber sido y también está bastante delgada. Fueron 18 meses lo que duró la quimioterapia y 50 las sesiones de radioterapia que recibió. Además, cada 21 días íbamos también al Reina Sofía para que le limpiasen el port a cath, porque así nos quedábamos más tranquilas», relata María del Carmen.

«Aunque Paola ya puede hacer una vida casi normal y está a punto de terminar Bachillerato, presenta algunas secuelas, como son pérdida de audición en los dos oídos, migrañas fuertes que a veces le dan, y necesitaría someterse a varios tratamientos dentales, que tuvo que aplazar, porque eran incompatibles con el abordaje del cáncer y cuestan muchísimo dinero, y ahora mismo nuestra situación económica no es buena. Por eso, estoy preguntando si le correspondería alguna ayuda por discapacidad o de otro tipo para que pueda mejorar», expone esta madre.

«En el Reina Sofía, donde he pasado tanto tiempo, me aficioné a la pintura y a leer. Con los tratamientos se pasa muy mal, pero el cariño que he recibido siempre de las médicas, enfermeras, voluntarias y demás personal del Reina Sofía me ha ayudado muchísimo. Era doloroso conocer que alguna amiga que habías hecho en la planta de Oncología del hospital no salía adelante, pues aunque mi madre, que ha estado ahí siempre, me lo trataba de ocultar, al final me enteraba. Mi hermana Marta también ha sido un gran apoyo para mí durante mi enfermedad», destaca Paola.

Su meta es acabar el instituto y comenzar un ciclo formativo de grado superior de dibujo. Puede que con el tiempo se hable de ella como una pintora famosa, pelirroja como Van Gogh, pero nacida en Andújar.