En tiempos de copia y pega, de pirateo y de falsificaciones, cada vez es más difícil señalar a ciencia cierta la autoría de las ideas, también en el ámbito político. La muerte reciente, en plena calle, de dos personas sin hogar parece haber forzado a todos los grupos municipales del Ayuntamiento a proponer medidas urgentes contra una situación, el sinhogarismo, que además de pública y notoria, lleva años esperando soluciones eficaces y, sobre todo, presupuesto. El anterior equipo de gobierno, impulsor de la Oficina Municipal de la Vivienda y del centro de emergencia habitacional, intentó poner freno a esta realidad con proyectos como el de Housing First, que sacó de la calle a personas sin techo de largo recorrido, cediendo parte del antiguo cuartel de Lepanto a la Fundación Prolibertas para abrir un centro de día para personas sin hogar o alquilando pisos para familias en exclusión que durante un tiempo gestionó Cruz Roja. Pese a todo, el concejal de Asuntos Sociales dimitió cuando se dio cuenta de que no tenía medios suficientes y, meses después, nadie pudo evitar que un hombre muriera en un cajero automático.

El nuevo gobierno municipal, con Ciudadanos al frente del área de Servicios Sociales, no ha hecho más que aterrizar y ya se ha encontrado con dos fallecimientos más en las mismas circunstancias. Han hecho falta tres muertes para provocar una reacción política con eco. Una semana después del último suceso luctuoso, ocurrido además en la misma plaza del Alpargate donde días antes el Ayuntamiento mandó actuar a Sadeco y a la Policía para limpiar la zona a petición de los vecinos, Ganemos en Común empezaba una recogida de firmas para exigir la erradicación del sinhogarismo. Dos días más tarde, Podemos salía a la palestra reclamando un plan municipal contra esta situación y ayer fue la concejala de Asuntos Sociales, Eva Timoteo, quien hacía suya la propuesta y anunciaba la puesta en marcha de un plan tras constatar que «los recursos existentes son escasos». Podemos reivindicaba la autoría de la idea poco después, pero se ofrecía también al Ayuntamiento para colaborar.

De momento, del plan solo se sabe que se elaborará después de reunir a «todos los agentes sociales, partidos políticos y administraciones que puedan aportar» y que suena a todo menos a rápido por más que la concejala de Asuntos Sociales asegurara ayer que su intención es que el plan «no quede solo en palabras». Ya veremos.

Este no es el único proyecto de Servicios Sociales en el que hay un conflicto sobre la autoría de las ideas. El otro caso tiene que ver con el centro de emergencia habitacional, cuya obra se puso en marcha poco antes de las elecciones. Nada más llegar al cargo, Eva Timoteo anunció en breve se sacaría a licitación la gestión del edificio, lo que provocó la reacción inmediata de IU, exigiendo que dicha gestión fuera pública. Consultada al respecto, Timoteo asegura que el proyecto no ha cambiado y que el equipo anterior ya previó externalizar la gestión, por lo que «el único cambio introducido ha sido reservar a empresas sociales la adjudicación». IU lo niega y recalca que Timoteo dice «una verdad a medias» porque lo que estaba previsto sacar a concurso «no era la gestión del espacio, que iba a ser municipal», sino los servicios complementarios de lavandería, mantenimiento y seguridad. ¿Alguien miente o todos dicen la verdad a medias?