LLa sudanesa Noura Hussein, de 19 años, fue sentenciada a muerte el jueves por asesinar a su marido tras haberla violado. Una campaña pide ahora al presidente del país, Omar al-Bashir, que conmute la pena, alegando que Hussein actuó en defensa propia. El padre de la joven concertó el matrimonio con un primo de Hussein cuando esta tenía 16 años. Ella se negó a casarse y buscó refugio en casa de un familiar, donde estuvo durante tres años. Hussein regresó a casa de sus padres en Jartum, la capital de Sudán, el pasado abril, después de que su padre le asegurara que el matrimonio había sido cancelado. Sin embargo, cuando la joven llegó a la casa se dio cuenta de que había sido engañada y que las preparaciones de la boda estaban en marcha. Hussein ha contado que se negó a tener sexo con su marido después de la ceremonia, pero pasados seis días, el hombre llamó a unos familiares para que le ayudaran a sujetar a la joven mientras él la violaba. Al día siguiente, cuando intentó forzarla de nuevo, Hussein lo apuñaló con un cuchillo y lo mató.

Un tribunal de la «sharia», la ley islámica, la declaró culpable de homicidio premeditado el mes pasado y el jueves fue sentenciada a la horca. Sus abogados tienen 15 días para apelar la sentencia. «Bajo la ley de la ‘sharia’, la familia del esposo puede pedir bien una compensación económica o mantener la pena capital. Ellos eligieron pena de muerte», ha explicado Badr Eldin Salah, un activista de Afrika Youth Movement presente durante el juicio.

«El plan de los abogados de Noura es apelar la decisión, pero necesitamos el apoyo internacional de organizaciones como la Unión Africana, la ONU y la Unión Europea para ayudarla» ha añadido. La ley sudanesa permite el matrimonio una vez las niñas alcanzan la pubertad. También admite el casamiento de niñas de 10 años con su tutor si la unión cuenta con el permiso de un juez. Según los datos de ONU Mujeres, una de cada tres mujeres sudanesas han contraído matrimonio antes de los 18 años.

Grupos activistas como Equality Now han escrito al presidente sudanés, Omar al-Bashir, pidiendo clemencia para Noura. «Ella es una víctima, no una criminal», ha expresado la directora global de la oenegé, Yasmeen Hassan. «La criminalización de Noura por defenderse de un abuso y, sobre todo, una pena de muerte, violan sus derechos tanto bajo la Constitución sudanesa como bajo la ley internacional» añadió. El caso de Noura se ha difundido en las redes sociales a través de la etiqueta #JusticeForNoura, donde está circulando una petición de Change.org en la que se pide la liberación de la joven. También Amnistía Internacional (AI) ha emitido un comunicado en el que tilda de «crueldad intolerable» la condena a muerte impuesta a Noura. «Siempre quiso ser maestra, pero acabó siendo obligada a casarse con un maltratador que la violaba y la trataba con brutalidad. Ahora ha recibido otra bofetada:la condena de muerte», denuncia Seif Magango, director adjunto de AI para África Oriental y los Grandes Lagos.