Un nuevo estudio liderado por el Beth Israel Deaconess Medical Center (Bidmc), en Boston (EEUU), alerta del uso extendido de la aspirina entre los estadounidenses mayores de 40 años para prevenir enfermedades cardiovasculares. Pese a que durante años existió un consenso médico que defendía la toma diaria de dosis bajas de aspirina para prevenir infartos y accidentes cerebrovasculares en personas con riesgo a padecerlos, tres ensayos clínicos del 2018 ponen en duda esta medida e, incluso, aseguran encontrar «pocos beneficios y riesgos de sangrado» asociados al uso diario de la aspirina.

Estos hallazgos han llevado a la American Heart Association y al American College of Cardiology a cambiar las pautas clínicas a principio de este año. Ahora ambas instituciones desaconsejan el uso rutinario de la aspirina en los mayores de 70 años y en aquellas personas que, aun sin haber padecido ninguna enfermedad cardiovascular (como un infarto o isquemia cerebral), sí tienen riesgos de sangrado. El estudio del Bidmc fue publicado en Annals of Internal Medicine.

La investigación alerta de que el uso de la aspirina está generalizado en grupos de riesgo como ancianos y adultos con úlceras pépticas (un tipo de llagas dolorosas en el revestimiento del estómago que afectan a una de cada 10 personas). «Nuestros hallazgos sugieren que una gran parte de los americanos pueden estar consumiendo aspirina sin el consejo de su médico y potencialmente sin su conocimiento», asegura la autora principal del estudio, Christina C. Wee, internista e investigadora en Bidmc.

ENCUESTA / Analizando la encuesta nacional de salud del 2017 de los EEUU, el equipo de Wee descubrió que, aproximadamente, una cuarta parte de los adultos de 40 años o más sin afectaciones cardiovasculares (unos 29 millones de americanos) consumía aspirina diariamente con el objetivo de prevenir enfermedades cardíacas. Y, de estos, unos 6,6 millones de personas lo hacían sin recomendación médica.

El coautor del estudio, Stephen Juraschek, advierte de que «estos hallazgos son aplicables a los adultos que no tienen antecedentes de enfermedad cardiovascular o de accidente cerebrovascular». «Si actualmente está tomando aspirina, hable con su médico. Asegúrese de que es necesario», dice Juraschek.

EN ESPAÑA / Como explica Jordi Casademont, jefe del Servicio de Medicina Interna del hospital de Sant Pau, la aspirina se utiliza para la «prevención secundaria» de enfermedades cardiovasculares: es decir para aquellos pacientes que han sufrido un infarto o una isquemia cerebral.

«La idea que ha estado extendida estos años es que, ya que va bien para la prevención secundaria, por qué no también para la primaria [en el caso de aquellas personas que nunca han sufrido ninguna enfermedad cardiovascular]. Ahora se ha visto que los riesgos de tomar aspirina en prevención primaria son más que los posibles beneficios», dice Casademont. «Y categóricamente no debe tomarse en prevención primaria si el paciente tiene más de 70 años», añade.

Según él, aquellos pacientes que tienen entre 40 y 70 años deben hablar con el médico y que sea él quien los oriente. «En España, los médicos no recomendaron nunca aspirina en prevención primaria. El gran problema es que en EEUU la compra mucha gente. Allí hay más tendencia a sobremedicarse», explica.

En la misma línea se sitúa Antonio González, jefe de Medicina Interna de Vall d’Hebron. «En EEUU se generalizó el tomar aspirina. Esto aquí no se hizo nunca. Pero allí se recomendaba incluso a pacientes sin riesgo o con poco riesgo de enfermedad cardiovascular», señala. «Donde se hace el mal uso de la aspirina es en la prevención primaria».

Aun así, destaca que la aspirina es un buen analgésico puntual. «La gente que está tomando aspirina porque se la ha dado el médico, ya que ha tenido un problema cardiovascular o cerebral, debe seguir tomándola. No hay nada que lo contraindique», concluye González.