Clece es una empresa formada por más de 80.000 profesionales que trabajan para mejorar la vida de las personas a través de una gran variedad de servicios que van desde la limpieza, el mantenimiento o la seguridad, hasta servicios dirigidos a las personas como los servicios a mayores, socioeducativos o servicios sociales. Cuenta con clientes en España, Portugal y Reino Unido y, desde su nacimiento en 1992, trabaja con el propósito de generar un impacto social real a través de sus esfuerzos en favor del empleo de calidad y la inclusión laboral de colectivos desfavorecidos. Con motivo del Día Internacional de la Discapacidad, conversamos con María Angélica Galindo Fernández, empleada de Clece, concretamente en el servicio que esta compañía ofrece en el IES Antonio María Calero, de Pozoblanco.

-¿Cuáles son sus limitaciones?

-Aquí en el trabajo puedo decir que casi ninguna. No obstante tengo que decirle que estoy trasplantada de los dos pulmones, por lo que no puedo estar donde haya productos muy fuertes, donde haya muchísimo polvo..., porque todo lo que inhale puede ir a mis pulmones. Sí que tengo alguna limitación, pero el trabajo puedo hacerlo perfectamente.

-¿Dónde ha trabajado anteriormente?

-He trabajado como dependienta en una tienda de deportes, concretamente en Deportes Chapi, luego he estado también como cajera en una frutería, cuidando niños (que fue mi primer trabajo después del trasplante), etcétera. Han sido trabajos discontinuos, cubriendo bajas por maternidad y de forma intermitente. Pero de forma continua, Clece me ofreció la oportunidad de contratarme fija y estoy encantada.

-¿Le ha cerrado muchas puertas a nivel laboral el hecho de tener esta discapacidad?

-Yo vivo en un pueblo. Nos conocemos bastante. Es verdad que he tenido trabajo por tiempo limitado, temporadas o bajas, y a nivel de fuera sí he tenido obstáculos, porque hay mucha gente en paro y las empresas no se quieren comprometer a contratar a una persona que ya viene con problemas. Yo he ido a hacer entrevistas a empresas y me han dicho: «Vale, luego te llamaremos». Y yo decía que si tenía en lo alto de la mesa diez curriculum no me iba a llamar a mi, que tengo ciertas limitaciones. Cuando fui a la entrevista de Clece no esperaba que me llamaran, pero cuando me llamó Juan Carlos, que es mi encargado, me puse supercontenta y exaltada. Mi padre decía: «Parece que te ha tocado la Lotería», y le dije «¡casi casi!», porque un trabajo fijo no se encuentra todos los días.

-¿Y Clece no le ha puesto impedimento a su discapacidad?

-Al revés. Ahora con esto del covid-19, enseguida me llamó Juan Carlos y me dijo que me quedara en casa hasta que se viera por dónde iba a ir la situación. Asimismo me ha facilitado todo el material de protección necesario tras el confinamiento, para tener la máxima protección, y no tengo queja al día de hoy.

-¿Qué le ha permitido trabajar en cuento a relaciones personales, independiencia económica, etcétera?

-Me ha supuesto un cambio brutal. El hecho de tener una independencia económica, sentirte realizada porque tienes tu horario y tu vida ordenada, y además he conocido a gente. Psicológicamente me hace desarrollarme como persona y ser una más entre las demás. De hecho, Clece me ha dado la oportunidad de ser una persona valorada.

-¿Qué mensaje envía aquéllas personas que tienen algún tipo de discapacidad y muchas veces se sienten frustradas por no encontrar trabajo o no sentirse integradas en la sociedad?

-Que nunca pierdan la esperanza, que luchen por un puesto de trabajo, que se presenten a las entrevistas que les salgan y que no desistan. Somos personas que nos merecemos lo mismo que otras aunque tengamos alguna limitación. Si nos lo proponemos, lo conseguiremos.

Más información: www.clece.es.