El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Joaquín Páez, ha advertdo de que es preciso «poner contención a los nuevos regadíos, da igual que sea con aguas superficiales o generadas», porque todas «forman parte del ciclo del agua igual».

El objetivo de la Confederación es la sustitución de las aguas superficiales y subterráneas que ahora se utilizan en la agricultura por las que se regeneran de la depuración, debido a que «tenemos una cuencua en la que índice de explotación del agua para el regadío es muy alto».

La apuesta de la CHG pasa por intentar concienciar a la comunidad de regantes de que se puede utilizar el agua regenerada como reemplazo de la subterránea y superficial, «para conseguir el valor añadido de la agricultura» y en la línea de cuidar el medio público hidráulico y los ecosistemas naturales, que «suponen la garantía de futuro para la agricultura en cuanto que son el reservorio del agua».

Según el informe de seguimiento del plan Hidrológico del Guadalquivir 2017-2018, del total de 1.170,92 hectómetros cúbicos consumidos, 16,99 procedieron de la reutilización, lo que supone el 1,45 % del total, que fue a parar en su totalidad a uso agrario.

En el 2017, la superficie regable en Palma era de 10.467 hectáreas, arable, cítricos, olivar y frutales.