Raúl Almenara Domínguez, un joven de 28 años de Palma del Río, arquitecto y licenciado en Bellas Artes, creador del Taller de Arquitectura de Raúl Almenara en Madrid, no puede ocultar su amor por su profesión afirmando que «la arquitectura es movimiento, es una danza». Se muestra profundamente convencido del privilegio de ser protagonistas de procesos creativos en el convencimiento de «desdibujar el límite entre ambas disciplinas, Arquitectura y Bellas Artes». Afirma que «el proceso arquitectónico tiene que ver con el arte, es una producción artística, incluso en una reforma». En este escenario que marca para sus proyectos, Raúl Almenara Domínguez no olvida que «la esencia de pueblo es lo que me inspira, la raíz de España está en sus pueblos». Confiesa que «me gustaría hacer algo en mi pueblo, en Palma del Río».

Con una amplia y exquisita formación, su vocación le condujo a estudiar en Madrid donde se compatibiliza Arquitectura y Bellas Artes, y también se ha formado en Berlín y Nueva York. No puede evitar una mirada desde las artes a todo lo que le rodea, dice que entre sus pasiones le gusta conocer otras épocas, en su poco tiempo de ocio visita, por ejemplo, la casa de Cervantes «para ver como se vivía en ese tiempo». Para este joven arquitecto y licenciado en Bellas Artes, la arquitectura es práctica, «es pasado, presente y futuro, un edificio que viaja en el tiempo».

Desde su Taller de Arquitectura desarrolla tres líneas de actuación: obra pública, obra privada (normalmente viviendas) y rehabilitación de edificios patrimoniales. Afirma que cada proyecto es personalizado desde la complicidad con el cliente y desde el propio espacio. En su recuerdo prevalece cuando era un niño y jugaba, desde la creencia de que la casa está muy cerca de una escenografía, «a cambiar la casa de mi abuela», dice que «era una pista de querer ser arquitecto, construía y deconstruía».

En su taller cuenta con un equipo de 6 colaboradores. En Palma del Río ha encontrado una colaboración especial con el creador Pepe Lora, de Barro de Palma. Defiende que «para personalizar hay que contar con alguien que se dediqué a los oficios, el artesano», agrega que «con Barro de Palma he vestido casas». Su deseo es establecer más colaboraciones con otros creadores palmeños. Revistas especializadas proyectan el trabajo de este palmeño.