Casi todos los poetas han dedicado alguno de sus poemas a la lluvia. Pero, quizás, pocos lo han hecho con tanta imaginación y unción como Carlos Aganzo, en su libro En la región de Nod. La región de Nod es el árido territorio, donde según el Génesis, habitó Caín, tras dar muerte a su hermano Abel, y donde, a su vez, la memoria se convierte en protagonista al preguntarse --al preguntarnos--, por el perdón y por la culpa que anidan en la conciencia humana. El volumen se vertebra como un cántico único, donde el sujeto lírico indaga en la Historia del Hombre como forma de reinterpretar el drama humano, de rescatar del abismo aquella vida desposeída, hurtada por el odio y el rencor: «En la tierra de Nod/ por donde pasa el río/ infestado de lodo y de vergüenza./ Donde los hombres hacen holocaustos/ por mandato divino./ Donde la niebla hiere y se congela,/ los terrones son duros y las gentes/ cierran puertas con llave./ En la región de Nod viven mis ojos,/ en la región de Nod viven mis huesos...». Al hilo de este inquietante escenario, va creciendo la necesidad de trazar un paisaje renovado, distinto y distante del daño, desde donde hacer crecer la esperanza, desde donde poder creer en un futuro que torne olvidanza el desconsuelo. Y en esa búsqueda de la luz y del consuelo, Aganzo nos ofrece estos versos: «Y la lluvia vendrá y se irán con ella/ la clausura, el dolor, la culpa, el frío./ Los aullidos del viento./ Consuélate, por fin febrero es corto./ Ya no puede tardar la primavera». Y la lluvia ha venido, de nuevo, esta semana, como presagio de limpieza y acaso de purificación colectiva. Desde que Caín se marchó al este del Edén, la especie humana no ha dejado de vivir en conflicto permanente. Y de ese conflicto, tanto el personal como el social, es del que habla este libro. «Pero, además --subraya-, de esa incesante pugna, en este territorio estéril y desabrido, late una verdad sin disfraz: el amor. A través de su fe, de su pulsión sin máscaras, el hombre podrá ver reflejadas sus antiguas y erróneas experiencias y volver lumbre la temerosa oscuridad por donde vagara». Preciosos mensajes, ahora que llueve, descompasadamente, sobre la actual «región de Nod».

* Sacerdote y periodista