L a Consejería de Cultura, a través del Centro Andaluz de las Letras, celebró el pasado 23 de abril el Día Internacional del Libro con un programa de actividades en torno al poeta cordobés Pablo García Baena, designado como autor del año «por su profunda renovación en la lírica andaluza a partir de su propia tradición poética en la que el barroco dialoga con la modernidad». García Baena fue fundador del Grupo Cántico, estableciendo un claro vínculo con la Generación del 27, muy especialmente con Luis Cernuda. El acto, tras las palabras del consejero de Cultura y de la alcaldesa de Córdoba, tuvo tres hermosos destellos: la lectura de 10 poemas de Pablo, a cargo de diferentes personas; la inauguración de la exposición La vida es como un bosque, comisariada por el poeta José Infante, centrada en un didáctico recorrido por la vida y obra de uno de los autores fundamentales de la literatura española del siglo XX; y la entrega de un libro, Un navío cargado de palomas y especias, preciosa antología preparada por Guillermo Carnero. Tuve el honor de participar en la lectura de los poemas de Pablo, eligiendo el que lleva por titulo Ceniza, comentando primero al público asistente el por qué de esta elección. Primero, porque el poema Ceniza está transido de una intensa religiosidad, hasta el punto de que me atrevería a calificarlo como un verdadero «icono del nuevo humanismo cristiano». En segundo lugar, porque el segundo verso de este poema, «Polvo soy que algún día volverá hasta tus plantas», aúna a la perfección las tres dimensiones del hombre y de la mujer: la dimensión material, «polvo soy»; la dimensión histórica, «que algún día» (caminantes somos por los senderos de la historia); la dimensión trascendente, «volverá hasta tus plantas» (en clara alusión a ese encuentro final con el Dios Todopoderoso). Y en tercer lugar, elegí el poema porque, precisamente con este verso mítico comencé mi homilía en el funeral de su entierro, ante sus restos mortales, en la parroquia de san Miguel. Pablo solía decir que «la poesía es misterio y precisión». Para Pablo, el poeta del culto a la palabra, se ha desvelado ya ese misterio.

* Sacerdote y periodista