Diariamente este periódico dedica dos o tres páginas a la evolución de la pandemia en Córdoba. Presenta un gráfico muy instructivo sobre número de hospitalizados, de trasladados a las unidades de cuidados intensivos, confirmados en las últimas 24 horas, recuperados de esta dolencia, fallecidos y resultado de los procesos de cribado en los pueblos.

¿Cuánta de esta información se está transformando en conocimiento? ¿Cuánto de realismo existe alrededor de esta pandemia; es decir, cuánto de humildad hemos puesto para intentar conocer cómo está maniobrando este virus dentro de nosotros?

Todos aceptamos que este coronavirus no es producto de la imaginación de un científico o de nuestras calenturientas mentes.

¿Cuánto de empirismo existe a la hora de entender cuál es el modo de autocopiarse este virus cuando transita ente personas ?

En ese proceso empírico trabajan médicos clínicos, inmunólogos y virólogos en todo el mundo, quienes comparten hallazgos y conocimientos.

Empirismo es ver cómo actúa un remedo de virus en animales y luego en amplias muestras de poblaciones humanas.

Es hora de aprovechar al máximo estas experiencias en lugar de inventar atajos, soluciones maravillosas y pócimas mágicas como es cerrar los bares a las seis de la tarde y, ahora, para Navidad abrirlos de nuevo a las ocho de esa tarde.

¿Cuánto de sentido común se ha puesto a la hora de resolver el laberinto epidemiológico de enigmas, representados en esta pandemia, con la pretensión de recomponerlo mediante sofisticados alambicamientos mentales ?

No es posible acabar con esta pandemia sin acudir a la unidad de conocimiento, porque todas las cabezas pensantes tienen que actuar sincrónicamente y no de modo alternativo. Se pretende lograr esa unidad de conocimiento a través de una comisión de expertos, inexistente.

Y es que la diversificación del saber debe intentar alcanzar idéntica sensibilidad ante el problema, idéntica inteligencia y razón.

Escribió André Malraux: la recuperación del saber en el siglo XXI es aristotélica o no será.

Así que el modo eficiente de enfrentarse a este coronavirus tiene que hacerse desde un enfoque aristotélico: realismo, empirismo, sentido común y unidad de conocimiento.

* Catedrático emérito de la UCO