Cuesta decirlo y asumirlo, pero se acabó. Ahora es momento de afrontar lo que viene, que no es poco. No creo nos merezcamos esto, pero hasta puedo llegar a firmarlo, porque puede que aún sea peor. Ha llegado el momento de explicarle a nuestros pequeños que vamos a descender a Segunda B, y es probable que ellos, como me acaba de preguntar mi hijo al salir del campo, nos digan ¿eso qué es? Pues bien, toca decirles que es un sitio donde hemos estado jugando muchos años y en el que probablemente hemos vivido muchas desilusiones, pero también las mayores alegrías; que es un lugar del que cuesta salir pero que, cuando lo haces, te sientes el más feliz del mundo, porque la del Córdoba es una afición que con muy poco se conforma. Le diré que es el lugar donde la mayoría de nosotros nos hemos hecho cordobesistas y que por eso no es tan malo. También, si alguien quiere, puede optar por decirles lo de «es mejor ser cabeza de ratón a cola de león», eso según gustos.

Lo que sí no voy a hacer es trasladarle a mi hijo la decepción que hoy siento, simple y llanamente porque ninguno de los que han participado de forma directa en esta historia se merecen ni una cara triste de nuestros pequeños. Yo diría que no se merecen ni que nosotros los mayores estemos tristes porque estoy convencido de que ellos, la panda (podéis elegir este nombre para la historia a los peques), no lo están. Alguien que siente algo lo demuestra, aunque sea a la desesperada, como si le fuera la vida en ello, pero parece ser que el sentir va reñido con el cobrar. Ahora entiendo, nosotros, los aficionados que no cobramos nada, somos los que más sentimos. Pues bien, cuando alguien se burla de uno como lo han hecho León y su equipo (jugadores y resto) lo más que podemos sentirnos es decepcionados y engañados. Ahora que nadie se confunda y le cuente a su hijo la historia del Rey León, porque por desgracia nuestro León no es rey, se llama Jesús y de León tiene muy poco, aunque al principio nos hizo creer que era el rey de la selva, pero todos hemos visto que es el rey de la mentira.