Cuenta Cervantes de la azarosa saga de don Quijote, en el capítulo noveno de la segunda parte de su novelada odisea, de la que podría pensarse que es la misma que la del alcalaíno e insigne amanuense, que al tiempo que éste cabalgaba por los pagos del Toboso en sosegado silencio, porque todos los vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, ya en noche declarada, aunque entreclara, no oyéndose en todo el lugar sino ladridos de perros, que atronaban los oídos del cabalgante y turbaban el corazón de su escudero, haciendo que una vez que otra su jumento rebuznara, gruñeran puercos y mayaran gatos, cuyos diferentes sonidos se aumentaban con el silencio de la noche, lo que a mal agüero tomó el enamorado de la Triste Figura cuando, procurando encontrar el alcázar donde retirada se guardara Dulcinea, solazándose a solas con sus doncellas, como es uso y costumbre de las altas señoras y princesas, advirtió a Sancho que o veía poco o que el bulto pétreo grande y en sombra que desde donde estaba descubría debía ser el palacio que deseaba encontrar.

Pero guiando Sancho a don Quijote, y habiendo dado doscientos pasos, dio con el bulto ya ensombrecido, y vio una gran torre; y luego conoció que tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo: Con la iglesia hemos dado, Sancho. Las filosóficas y segundas lecturas llegaron después.

Sin embargo, hoy día, mutatis mutandis, ese quijotesco y empedernido individuo, sin la asistencia de escudero alguno, y no ya con una hodierna fortaleza eclesial, obsolescente la de otrora, que hace años abandonó las sombras, sino que diera con el bulto ciclópeo moderno, similar al antaño alcázar, que en su caminar ciudadano se topara, mientras también sus convecinos duermen, o permanecen adormecidos en impávido mutismo, incluso oyéndose como antes el ladrido de perros y el maullar de gatos, emulando la sentencia del encumbrado y arriesgado manchego, igualmente bien podría exclamar, aunque temeroso, apaleado, hosco y resabiado como Sancho: ¡Con la Administración estatal, y autonómica, hemos tropezado!

* Doctor Ingeniero Agrónomo

Licenciado en Derecho