Aquel día a mi hija le cambiaron el destino de su viaje. Iba para Madrid pero a la altura de Toledo le hicieron volverse para Córdoba. El autobús escolar del Instituto Alhakén II volvió a coger la dirección del sur porque en Madrid cuatro trenes de cercanías habían sufrido sendos atentados terroristas en los que morirían 193 personas y alrededor de dos mil resultarían heridas. Era el 11 de marzo del 2004, cuando al amanecer no había empezado el siglo XXI porque aún no existían los smarphones y los yihadistas todavía no habían prendido la mecha que pondría a España a arder. Alrededor del colegio Ciudad Jardín empezaban a amontonarse padres. «Ha sido ETA, ¿no?», me preguntaba un vecino que afirmaba que eso decía la COPE. A la mañana siguiente, a pesar de una incipiente lluvia, Córdoba fue una unánime manifestación contra el terrorismo que abarrrotó el centro de la ciudad y cuando se dispersó se tomó unas cervezas en la plaza de Colón, izquierda y derecha de la mano. Ese mismo día, o al siguiente, caminando por el mismo itinerario de la manifestación, Paseo de la Victoria arriba, percibí ya desgraciadamente que nada volvería a ser como antes y que el siglo XXI acababa de comenzar porque, aunque todavía no nos habían invadido las pantallitas del móvil familias y amigos habían dejado de tratarse por la política. Bueno, o por la mentira o la verdad, que tanto la izquierda como la derecha esgrimían acudiendo al nombre de una emisora de radio. Al cabo del tiempo no he podido rescatar para mi historia la existencia de amigos de Madrid de cuando yo era estudiante y que ese 11 de marzo del 2004, aquel día en que el instituto de mi hija emprendió un viaje estudiantil a Madrid, fue señalado su espacio por el terrorismo sin sentido. Me acuerdo aquel fin de semana en el bar Moreno de mi pueblo. La televisión iba dando noticias contrarias a la versión del Gobierno cuyo presidente era José María Aznar. Y te dabas cuenta de que la oficialidad, normalmente, persigue una verdad ajena al pueblo, como cuando era el que tenía que ir a pelear a Cuba porque no tenía dinero, como tenían los ricos, para pagarse un seguro que lo excluyera de la guerra. El domingo 14 de marzo se celebraron elecciones generales en España y los ciudadanos aceptaron el resultado de la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero sobre Rajoy. Pues al cabo de los años, de quince, los de la derecha del PP y los de la ultraderecha de Vox, continúan con las fake news de la teoría de la conspiración en las que solo hablaban aquellos que podían hacerlo desde el poder. El 11-M fue, desgraciadamente, el dolor de unas doscientas familias y el triunfo de la verdad popular sobre la mentira oficial o posverdad.