Aunque hoy en día consideramos muchas cosas imprescindibles, para vivir lo más importante y necesario es nuestro alimento, nuestro sustento, y en esta tierra nuestra cordobesa en la que vivo, rica y fértil, y de escasa industrialización es el aceite de oliva el producto central de su agricultura.

Considero catastrófica la política y dirección que hemos llevado, tanto por parte de nuestros gobernantes estatales y autonómicos como en la mayoría de las cooperativas. Como ejemplo, mi pueblo, con menos de 800 habitantes y un término municipal de escasa extensión: la poca unión que hubo hizo que nos dividiésemos en tres cooperativas y no había quien las juntara, aunque hubo varios intentos; en uno de ellos se llegó más lejos y en una reunión en Castil de Campos se propuso unir las cooperativas de cuatro pueblos que distan entre ellos 3 o 4 kilómetros: Castil de Campos, Fuente Tójar, Zamoranos y El Cañuelo y esto quedó en la primera y última reunión, no se hizo nada por la poca colaboración y las dificultades que pusieron algunos presidentes asistentes y de otros que no asistieron. Yo llegué a ilusionarme con la posibilidad de crear algo positivo en nuestra zona, aunar fuerzas y abaratar los costos, y me decepcionaron otra vez.

En otra reunión, en Priego, la 1ª reunión para solicitar la Denominación de Origen, conjuntamente entre Priego y Baena, los representantes se enzarzaron en una inútil disputa: los de Priego señalaban que su aceite tenía muchos premios y medallas, alguna de las cuales presentaron, y los de Baena, que tenían en trámite la solicitud, tenían un camino andado y tenían que figurar en primer lugar, y no se hizo nada. Luego, cada municipio, bastante tiempo después, consiguió su propia DO.

Hubo otros intentos de fusión, ya que había que modernizar el sistema de molturación y era un buen momento para unirse a proyectos de mayor envergadura. Yo pertenecía a la junta rectora de la cooperativa Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Fuente Tójar, y pensamos juntarnos con la cooperativa de Carcabuey, tuvimos contactos con su rectora y con su presidente, y algunos quedamos contentos con sus propuestas, pero no se hizo nada por arraigo al mando que no querían dejar algunos de nuestra cooperativa.

En 2004-2005 se consiguió unir las tres cooperativas de Fuente Tójar, pero en un mal momento, pues nos robaron la mayoría de lo que se debía cobrar por el aceite de la cosecha, que ese año fue buena, por el «asunto de Almazaras de Priego», y nos dejaron tocados, para no pensar en más fusiones durante bastante tiempo.