El Partido Popular tiene como punto fuerte afrontar los retos económicos, porque sabe adoptar medidas para solventar situaciones de crisis y hacer crecer la economía del país. Pero eso no quita para reconocer igualmente que eso no basta y que los ciudadanos no solo quieren que España vaya bien sino que no haya corrupción, que no se nos tome el pelo y que ya está bien de tanto agarrarse al cargo en beneficio propio. Desde que empezó la crisis, la gente, sobre todo la que lo pasó y pasa peor, es más exigente y menos paciente, y con razón. Los temas de corrupción del PP en Valencia y Madrid, sus plazas estrellas, han sido insultantes, aunque el valor económico sea inferior de los ERE, ambos casos son injustificables. Lo último, el vergonzoso caso del máster de Cifuentes, ¡como si un título o máster fuera necesario para gobernar! Sí lo es la honestidad y verdad, siendo intolerables en los gobernantes las mentiras y las falsedades, o las medias verdades. No es sólo tomar medidas legislativas contra la corrupción, es reconocerla y asumir responsabilidades.

El programa del PP no se puede basar sólo en la salida de la crisis y en la defensa de la bandera española en el conflicto catalán, es necesaria una atención más personalizada del que quiere que sea su electorado y una regeneración personal de sus miembros. Tiene en pie de guerra a los jubilados, muy justificadamente, pues resultó una burla gastarse el dinero público en una carta que les comunicaba que su pensión se subía ¡un 0,25%!, y han puesto al Gobierno en jaque con sus movilizaciones, siendo muchos votos los que están en juego. También los estudiantes se manifiestan contra el escándalo universitario dimanante del famoso máster. Y otros ciudadanos, esperan una auténtica regeneración política del partido, pues muchos miembros del PP hacen del cargo su profesión personal, rotando de un puesto a otro, con un interés personal por encima del general, y con el objetivo de perpetuarse en cargos presenciales, asistenciales y de asesoramiento en escaños, comisiones y demás, con el objetivo de conseguir una pensión vitalicia en cantidad superior a la normal de cualquier profesional y en menos tiempo del que se requiere a cualquier ciudadano.

No puede ser ver siempre las mismas caras sin que apenas trascienda su quehacer y trabajo público en pro de los ciudadanos, y no me refiero solo a nivel nacional, sino autonómico y por lo que nos toca más directamente, en el ámbito local, tengan representación estatal, andaluza, municipal o en la Diputación provincial. Hay políticos populares desde hace más de tres legislaturas acomodados en sus puestos, y a los ciudadanos no nos llega su labor. Están ahí porque sus partidos los han incluido en las listas, pero para que salgan necesitan el voto de los electores, y ya somos más los que opinamos que se necesitan políticos más preparados, no solo profesionalmente sino, y sobre todo, en valores, sin apego al poder y con la conciencia de estar realizando un servicio público limitado en el tiempo. Si el PP no se da cuenta de que es necesaria una regeneración y credibilidad política, seguirá perdiendo puntos y votos.

* Abogada