El año 2018 acogió, entre otras noticias, una buena para Córdoba: el Palacio de Congresos de la calle Torrijos, situado junto a la Mezquita-Catedral, abría sus puertas el cuatro de octubre, después de casi cinco años cerrado por las obras de reforma que ha llevado a cabo la Junta de Andalucía. Un periplo demasiado prolongado que hemos soportado estoicamente los cordobeses y que supuso, entre otras muchas actuaciones, la unión de criterio y de acción de CECO, la Cámara Oficial de Comercio e Industria y los sindicatos provinciales UGT y CCOO, exigiendo por escrito una solución definitiva a una situación lamentable, que perjudicaba a empresas, trabajadores y, en definitiva, a Córdoba. Superado ese tiempo y acompañados en él por una dosis de paciencia más allá de lo razonable, creo que hoy estamos en nuestro derecho de reclamar que se termine el trabajo empezado.

El pasado cuatro de abril de 2018, la Delegación provincial de la Junta de Andalucía solicita, a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba, la licencia para la ejecución de la segunda fase de la reforma del Palacio de Congresos, con un presupuesto de 4,5 millones, en un plazo de 18 meses y que ya cuenta con el visto bueno de Cultura.

Se supone que las inversiones públicas tienen prioridad entre administraciones. Es decir, es una Administración quien solicita licencia a otra Administración, por el demostrado interés social de lo solicitado. En esta ocasión, no parece que esa utilidad pública haya primado. Vamos camino de los diez meses desde que se solicita la licencia y seguimos a la espera.

Dicho lo cual, es sabido que la lentitud es mala amiga de las decisiones empresariales. Cuando se pide una licencia para acometer una actuación, se han tenido que superar previamente muchas incógnitas. Se trata de una decisión firme y, lamentablemente, escasa en los tiempos en los que vivimos. Por ello, quien decide acometer un proyecto empresarial debería de contar, cuanto menos, con la atención y la eficacia de quien puede facilitar su puesta en marcha.

Córdoba no puede, no debe, bajar la guardia. Hay proyectos de calado para su desarrollo social y empresarial. Una vez más, volvemos a pedir agilidad en la toma de decisiones de unas actuaciones regladas de la Administración y que suponen, en muchos casos, el ser o no ser de una empresa y/o de un proyecto de ciudad y/o provincia.

* Presidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO)