La nanomedicina se está consolidando como la rama más activa y de mayor repercusión socioeconómica de la nanotecnología. Desde hace años vengo defendiendo que, además de sus cuatro líneas de acción clásicas (nanodiagnóstico, nanoterapia, nanoteragnosis, y la nanoregeneraciòn tisular), existe una línea adicional relevante como es la nananoasepsia cuya importancia es creciente. Los nuevos hospitales de Berlín están protegidos con nanopartículas de plata incrustadas en las paredes de los quirófanos y UCI, sanitarios, enchufes, picaportes, pasamanos, cortinas de habitaciones de enfermos, etc. para combatir las malditas infecciones hospitalarias con notable éxito y casi nula repercusión medioambiental. Así lo expliqué a los arquitectos cordobeses hace unos años en su Colegio.

En plena pandemia del coronavirus, puede comprobarse la fuerte apuesta de la nanomedicina por la lucha contra los patógenos tanto en investigación básica como en la materialización de la trasferencia de resultados al mercado. Al menos 10 empresas internacionales pronominadamente de USA, Corea y Japón, ya tienen en el mercado soluciones para combatir con una eficiencia increíble las infecciones por el coronavirus. Existen al menos tres estrategias nanotecnológicas para evitar la propagación del coronavirus con un enfoque sostenible, que se comentan a continuación.

Las máscaras realmente efectivas para no contagiarse con coronavirus tienen que tener un filtro eficiente que retenga a los patógenos. Si este filtro consiste en una membrana de nanofibras de carbono obtenidas por electrospinning, la eficiencia en retener los patógenos es cien mil veces mayor que la de los filtros orgánicos o inorgánicos ordinarios que están en el mercado. Se venden como rosquillas en EEUU en estos momentos de alarma sanitaria. Una empresa china fabrica máscaras de tejido con nanopartículas de plata incrustadas, mucho más eficientes que las ordinarias, pero inferiores a las que tienen filtro.

El spray de base nanotecnológica consiste en una suspensión estable de nanopartículas de óxido de titanio, patentado en Japón y autorizado su uso en Gran Bretaña y EEUU, donde la ha aprobado la EPA. Se emplea para la desinfección duradera de superficies duras y blandas de hospitales, colegios, medios de trasporte, hoteles, casas etc. que matan a cualquier patógeno (99,9% de virus, hongos, bacterias) que caigan en las mismas. Los mecanismos de la desinfección están en estudio, pero la realidad es que su eficiencia es sobresaliente cuando se aplica y se espera una hora de secado. La desinfección dura 5 años, por lo que se evita la costosa tarea diaria de limpieza a fondo diaria necesaria en esta pandemia.

Las disoluciones de lavado de manos de base tecnológica se basan fundamentalmente en el empleo de nanopartículas de plata, desinfectante nanotecnológico por excelencia. Su eficiencia desinfectante es mil veces mayor que las disoluciones hidroalcohólicas ordinarias. Su precio es muy asequible y su uso se está extendiendo por todo el mundo.

Así pues, la nanotecnología está de nuevo en la primera línea de actuaciones innovadoras para resolver problemas socio-económicos. Lo que es sorprendente es que todas estas herramientas nanotecnológicas eco-sostenibles estaban ya en el mercado antes de la crisis mundial del coronavirus.

* Profesor jubilado de la UCO