Apurando el tiempo al máximo, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, también escribió su carta a los Reyes Magos, en la que glosaba el sentido de la epifanía: «La manifestación de la gloria del Señor, que se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso». Pero Omella centraba su carta a los Magos, en temas de palpitante actualidad: los «momentos de tensión» que vivimos. Y así, en forma de plegaria disimulada, manifestaba su deseo de que todos vivamos con fraternidad este nuevo año. Y explícitamente escribía a los Magos: «Es cierto que el actual clima de crispación social no nos lo facilita, pero con la ayuda de Dios podemos superar este momento de tensión. Vivir en fraternidad es cosa de todos. Os pido, pues, que seamos más prudentes con los mensajes que enviamos a la gente. Evitemos las expresiones incendiarias y fomentemos un lenguaje que favorezca el diálogo. Todos nosotros podemos y debemos ser promotores de comprensión, de diálogo y de cooperación en la tarea de humanización de la sociedad». Ciertamente, el cardenal Omella se ha lanzado al ruedo social y político, y ha señalado con precisión y acierto, el momento que vivimos, ofreciendo a la par las principales vías de solución: «Prudencia, lenguaje que favorezca el diálogo y máximo cuidado con las expresiones incendiarias», las que pueden propagar el fuego de los enfrentamientos y las discordias. El problema de esta hora --y en Andalucía se toca de lleno--, es la falta de buena voluntad, el protagonismo político, las ganas de tirarlo todo por la borda, rompiendo, si hace falta, las reglas de juego en el tablero político. En una palabra, no afrontar problemas, sino crear enfrentamientos. Los momentos de tensión que afectan a la gente, como bien señala el cardenal, no pueden propagarse como los incendios, por el peligro que conllevan. La paz y la fraternidad nunca serán fruto de discordias, sino de intensos diálogos. Los dirigentes no pueden olvidar que nos representan a todos, y esa «representación» conlleva siempre una gran dosis de responsabilidad.

* Sacerdote y periodista