Cabría esperar del presidente de Brasil, como del de cualquier país, un poco de saber estar y educación. Pero no. El mandatario ha tuiteado un vídeo escatológico y desagradable para desacreditar el carnaval después de que las escuelas de samba hayan hecho mofa de su persona. El dirigente ultraderechista vive horas bajas con una popularidad al 39% a los 90 días de llegar al poder.