Próxima la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano es una buena ocasión para reflexionar sobre la situación de las personas de esta etnia que viven en Córdoba, con un buen nivel de convivencia, pero con rémoras importantes como la educativa, que destacó ayer la Asociación Kamira en una visita al colegio Albolafia en la que obtuvo el respaldo del Defensor del Pueblo español, Francisco Fernández Marugán. Tanto Kamira como la Fundación Secretariado Gitano temen un futuro de exclusión social para los niños que hoy estudian Primaria y Educación Secundaria Obligatoria: el alto porcentaje de abandono escolar (en torno al 80%) y las bajas tasas de estudiantes que obtienen el título de la ESO (un 25%, frente al 47% de la media global, que tampoco es alta) juegan en contra de la integración. El caso del colegio Albolafia, que pesa a ser un centro motivado, con actividades pioneras y ejemplo de convivencia, solo tiene escolares de etnia gitana, es una muestra de cómo, sin saberlo, Córdoba puede tener güetos en su día a día, creando para estos niños y jóvenes un aislamiento social que les priva de nuevas perspectivas y los excluye. Tanto las instituciones como los colectivos gitanos trabajan contra esas barreras, en las que es crucial el papel de la mujer hacia la educación y el cambio. Pero se precisa mucha ayuda, convicción y, sobre todo, motivación para que nuestros escolares gitanos no tiren la toalla.