Un año más, llega el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y lo hace con dureza, para mostrarnos la cara más amarga de la sinrazón y la vergüenza que supone el hecho de que 17 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año en España. A ellas y sus hijas e hijos quiero homenajear y recordar en un día que poco tiene de celebración y mucho de reivindicación. Condenamos cualquier tipo de agresión a la mujer o a sus hijos e hijas; una lacra insoportable que no cesa y por ello seguimos articulando los mecanismos para proteger a las víctimas y educar para la prevención. El Gobierno andaluz mantiene la red de recursos de atención a las mujeres y a los hijos e hijas víctimas de violencia. Andalucía reclama un Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Queremos reflexionar acerca de lo que significa el 8 de marzo, su vigencia y el objetivo de inculcar a la sociedad, la necesidad de trabajar juntos para que todos los días del año sean 8 de marzo. Porque contar con las mujeres es una obligación como sociedad avanzada y cívica a la que aspiramos. No podemos avanzar culpabilizando a las mujeres, sino protegiéndolas, con medidas legales que favorezcan e impulsen políticas en favor de la igualdad. Nuestra comunidad autónoma ha tramitado la reforma de dos leyes autonómicas, la de Igualdad y la de Violencia de Género. El Gobierno de Andalucía trabaja por potenciar una estructura social igualitaria y prueba de ello es que aumentamos un 1,7% el presupuesto para políticas de igualdad. Pero a pesar de estas reflexiones, la realidad nos muestra que el desempleo azota con más crudeza aún a la población femenina a la vez que las mujeres siguen soportando la injusticia de la discriminación salarial y tienen más dificultades a la hora de acceder a cargos de responsabilidad. La reforma laboral ha supuesto una precarización general del empleo, con especial incidencia en la mujer, ya que entre otros datos, ha hecho perder el 60% del empleo asalariado femenino. Sin olvidar a aquellas mujeres que han dejado de cotizar con cargo a la Ley de Dependencia y el preocupante panorama de las pensiones para la población femenina. Por todo ello, la crisis tiene rostro de mujer, cuando aquellos sectores liderados por mujeres consiguen mayor competitividad y beneficios económicos y sociales. O conseguimos una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, o estaremos desaprovechando la oportunidad de crecer de manera perdurable, solidaria y real. Estamos obligados a contar con la formación, el talento y el compromiso que todas las mujeres ponen en sus vidas y sin cuyo concurso se pierden oportunidades y derechos. Este año, el lema de la campaña de la Junta para el 8 de marzo es Quiero ser como ella, para potenciar el papel de la mujer como referente social. La Junta de Andalucía cree y apuesta por la igualdad bien entendida, donde las mujeres reclamen y tengan su espacio, nunca en contra de nadie sino en armonía y corresponsabilidad con los hombres. Para ello, es fundamental la educación en valores como la igualdad en nuestros centros educativos y en los propios hogares donde las familias deben ser el primer eslabón donde practicar y aprender a ejercer la igualdad.

La igualdad es el camino y el fin y por ello este 8 de marzo adquiere un protagonismo destacado que arroja a la luz una realidad a la que no podemos estar ajenos, sino que por contra nos alerta de situaciones para las que es necesario mucho trabajo e implicación entre las administraciones públicas, la sociedad civil organizada, el movimiento asociativo y feminista, los agentes económicos y sociales e instituciones como la Universidad. No hay cabida en la sociedad para ninguna actitud discriminatoria hacia las mujeres. En este sentido, quiero llamar la atención de la importancia de implicar a todos los hombres que a diario se suman a una causa justa como la igualdad, y que son abanderados de la lucha pacífica para acabar con cualquier tipo de discriminación. Sirva este 8 de marzo para la esperanza y la reflexión, porque esta fecha nos retrotrae a unos comienzos duros, donde la situación social en cuanto a derechos, libertades y prestaciones estaba muy lejos de ofrecer oportunidades , en especial a las mujeres. Y a la vista está que la discriminación por razón de género sigue presente en nuestras vidas y por tanto, el 8-M sigue siendo un día de reivindicación, pero bañado de esperanza en una sociedad más justa, igualitaria, inclusiva y construida a partes iguales. Tenemos la obligación de seguir sentando las bases de un progreso duradero y dejarle a nuestros hijos e hijas, a los más jóvenes, el ejemplo de un trabajo y la implicación por un mundo paritario. Hombres y mujeres sin distinción que puedan desarrollar su proyecto de vida y contribuir a que el Día Internacional de la Mujer, se convierta de aquí en adelante en una fecha que celebre que se han eliminado barreras bajo el nombre del sentido común, las justicia, la prosperidad y el convencimiento de que el camino solo puede recorrerse juntos, con los mismos derechos, obligaciones y anhelos.

* Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba