Ya sea Papa Noel o los Reyes Magos de Oriente, lo cierto y verdad es que son dos los factores comunes: el primero, la condición masculina de tan excelsas figuras y la segunda que su llegada va asociada a una masculina generosidad que nos trae los regalos soñados. Hombres, todos muy hombres, que nos traen regalos al resto de la humanidad. Da igual si es San Nicolás, Noel, Viejo Pascuero, Santa, los de oriente, Melchor, Gaspar o Baltasar, o los Reyes Magos, porque sea como sea como les llamemos, o cual sea la celebración en España, en el resto de Europa o en America, lo que no falla nunca es que siempre son hombres, buenos y generosos y, por qué no decirlo, de cierta edad, tal vez porque en la masculinidad hay una regla no escrita que señala que a mayor testosterona mas fuerza, pero menos sensibilidad.

¿Injusto? Injusta es la historia que jamás contempla a las mujeres en estas categorías de bonhomía y generosidad --ni en casi ninguna otra-- con el único precedente que de nuevo me pone los pelos de punta porque lo más parecido a Santa o a Baltasar es, una bruja. La bruja Befana, nombre que viene de Epifanía y que en Italia la representan montada en su escoba, dejando dulces en los calcetines de los niños la noche del 5 de enero, después de que ayudara a los de Oriente a llegar a Belén --!pelín torpes, eso sí!-- cuando parece que los magos se despistaron en su ruta. Ella, muy independiente, no los quiso acompañar y luego arrepentida salió a buscarlos con unos caramelos y al no encontrarlos, decidió repartir los dulces entre los niños. ¿Se dan cuenta? Nosotras siempre arrepintiéndonos de ser independientes, listas y buenas. Y, además, !Brujas!, el cajón de sastre, la infame etiqueta, la hoguera en la que la iglesia católica ha diluido durante siglos a las pocas mujeres que se atrevían a pensar por sí mismas, a rebelarse, a ser independientes, o a destacar de manera excepcional. Reyes, pensadores, conquistadores, pintores, arquitectos, médicos unos, brujas siempre las otras.

En este día de deseos pido que Befana me ayude a conseguir mis cuatro regalos (uno real, otra para pensar, el que hace especial ilusión y el necesario): que el 2019 se consolide el deporte femenino y especialmente el fútbol; un libro sobre estadísticas de violencia de género para regálaselo a algunos; que nuestro Córdoba CF Femenino suba a Primera, ese que en pocos meses está en lo más alto y en La Vanguardia lo señalan como ejemplo de proyecto deportivo, femenino y solidario y, por último, un campo de fútbol para que nuestras valientes que sienten los colores blanco y verde !y de qué manera!, jueguen (y ganen) con más dignidad.

* Abogada