Casi tres semanas después de las elecciones del 26 de mayo, hoy se constituyen más de 8.000 ayuntamientos en España. Se pone en marcha un nuevo mapa de poder local que refleja la pluralidad de la sociedad española y la ruptura del bipartidismo. Los tiempos de las mayorías cómodas de PP y PSOE han terminado, dando paso a un mapa político muy complejo en el que los pactos son obligatorios. Acuerdos que en muchas ocasiones son de fuerzas cruzadas entre unas ciudades y otras y que sacan a la luz la incoherencia o las contradicciones de los partidos políticos, que elogian o critican las coaliciones dependiendo de cómo les afecta.

Córdoba y su provincia se han salvado, en su mayor parte, de este galimatías electoral. En la capital, la mayoría alcanzada por el PP hace que su pacto con Ciudadanos entre en la medida de lo razonable. No obstante, la suma de ambos grupos los deja a un concejal de la mayoría absoluta, por lo que dependerán de la abstención --anunciada para el pleno de investidura de hoy-- o del apoyo de Vox, lo cual crea cierto grado de incertidumbre, aunque aparentemente muy reducido y controlable.

En la provincia, además de las numerosas mayorías absolutas (en 59 de los 77 municipios) y de otras mayorías relativas pero sustanciosas, el acuerdo global entre PSOE e Izquierda Unida ha facilitado los pactos, evitando situaciones como la anunciada para Montoro, donde el PSOE hubiera perdido la Alcaldía,revertida posteriormente. Algún caso aislado hay de situaciones que pueden conformar alianzas novedosas, como Baena o Peñarroya-Pueblonuevo, pero, en líneas generales, Córdoba se ha salvado del mercadeo que venimos observando en muchas comunidades autónomas y ayuntamientos, donde el poder se cuartea y casi se sortea, y los partidos ofrecen el espectáculo lamentable de cómo acaban traicionando sus propios compromisos y pronunciamientos de hace apenas unas fechas.

En la actualidad nacional, son los ayuntamientos de Madrid y Barcelona los que han ofrecido un debate más intenso. En Barcelona, parece que la elección de Ada Colau con apoyo del PSC y el incómodo respaldo de los tres concejales de Manuel Valls aleja la intención de ERC de convertir esta capital en punta de lanza del independentismo. En Madrid, las diferencias entre PP y Ciudadanos y la incomodidad de los naranjas con Vox han dilatado las negociaciones hasta el último día.

La negociación y los acuerdos entre varias formaciones están siendo la clave para la formación de los ayuntamientos. En este sentido, los hechos están corroborando algunas tendencias: las dificultades de la izquierda para salvar sus diferencias y la facilidad con la que la derecha ha asimilado el modelo de pacto entre las derechas de Andalucía, que implica abrazarse a Vox. Acabado el bipartidismo, es la era de los pactos.