Hace un tiempo, navegando por Internet, encontré en YouTube una preciosa y vitalista canción de amor --agradable de escuchar- compuesta por el cantautor Antonio Valle, de nombre artístico Erpeche, e interpretada por él mismo y Mari Carmen Sierra, Zahara. Su título, Aire ke respiro, daba nombre al álbum y recordándolo he querido --aunque evidentemente para un contexto distinto- adoptarlo como encabezamiento de mi artículo.

La Declaración de Estocolmo, el 5 de junio de 1972, recogió en sus 26 principios el derecho a un medio ambiente sano y fue la primera apuesta, suscrita a nivel internacional, comprometiéndose por la protección medioambiental. Ese mismo año, la Asamblea General de Naciones Unidas, en su resolución de 15 de diciembre, estableció la celebración anual del Día Mundial del Medio Ambiente, todos los 5 de junio. En esta ocasión se ha elegido a China, con el tema «Contaminación del aire».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) denuncia que la contaminación atmosférica es la responsable de más de 7 millones de fallecimientos anuales prematuros en el mundo. En afirmaciones, tanto de la propia OMS como de la FEC (Fundación Española del Corazón), se insiste en que un 90% de la población respira un aire contaminado por encima de los niveles de seguridad aconsejados. Asimismo la OMS culpa a la contaminación del aire de más de cien enfermedades, entre ellas: trastornos sexuales, fallos en la reproducción y tumores renales y de colon.

La contaminación del aire es debida a partículas en suspensión que lo hacen altamente nocivo, entre ellas el ozono, el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono, el dióxido de azufre y los compuestos orgánicos volátiles. Tienen diferentes tamaños, pero las más peligrosas son las más pequeñas, 2,5 o menos milimicras (PM 2,5), que dan lugar a cardiopatías, insuficiencias, arritmias, tromboembolismo, ictus, arterioesclerosis y otras muchas consecuencias nocivas para la salud.

Según las estimaciones más recientes, la contaminación del aire procede, porcentualmente, de: transporte terrestre (34%), producción de energía (17%), comercio y viviendas (14%), industria (11%), transporte no terrestre (9%), agricultura (6%) y otros (4%). Las áreas más afectadas por esta contaminación son, evidentemente, las grandes ciudades y los núcleos de producción industrial.

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) estima que, anualmente, más de medio millón de fallecimientos en Europa y cerca de 40.000 en España son causados por la contaminación atmosférica. Un estudio de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, afirma que en la última década se han contabilizado en España unas 93.000 muertes prematuras debido al aire.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2016 fallecieron 600.000 niños por infecciones agudas de las vías respiratorias bajas causadas por aire contaminado. La contaminación puede afectar originando partos prematuros y natalidad con menores tamaños y pesos. También produce consecuencias neurológicas, psíquicas y disminución de la capacidad cognitiva y asimismo puede ser causa de cáncer infantil y enfermedades asmáticas.

Según datos del Banco Mundial el coste global de asistencia social causada por la contaminación del aire, en el mundo, representa unos 5 billones de dólares anuales y refiriéndose a nuestro país más de 35.000 millones de euros, equivalentes al 3,5 % del PIB.

Son necesarias legislaciones que limiten la contaminación y favorezcan el empleo de tecnologías limpias y energías renovables, en empresas y de forma especial en el tránsito rodado. Por otra parte, comportamientos que restrinjan el uso abusivo del automóvil, utilizando servicios públicos movidos por energía eléctrica y caminar, en distancias razonables. Todo ello complementado con la creación de parques y zonas verdes en las ciudades.

China --anfitrión este año-- parece que está interesada en avanzar en la mejora de la calidad atmosférica. Está decidida a abanderar la utilización de nuevas tecnologías sostenibles y puede sorprender, esperanzadoramente, el dato de que --en la actualidad-- el coloso chino posea la mitad de los vehículos eléctricos del mundo y 99% de los autobuses eléctricos.

* Doctor ingeniero y académico correspondiente