Hace 25 años que el AVE llegó a Córdoba y no cabe duda de sus beneficios para la ciudad, todos los medios de comunicación se hacen eco de ellos estos días.

Pero al construir la nueva estación en 1991 se arrasó uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España y me atrevería a indicar que de Europa; el conjunto de restos tardorromanos y altomedievales de Cercadilla, que entre otros incluía el Palacio del emperador Maximiano Hercúleo así como una basílica cristiana, posiblemente la de San Acisclo (considerado hallazgo excepcional en su día), incluso con las voces en contra de la destrucción de entendidos y técnicos. Pero había prisa para que todo estuviese concluido en el 92. Ningún gobernante (Córdoba, Andalucía y España) supo o no quiso entender que Córdoba, ciudad desindustrializada y de servicios, encontraba una joya para su futuro en el centro de la ciudad. Qué gran reclamo para el visitante, qué oportunidad perdida ahora que se invoca que no sea solo en mayo cuando afluya el turismo, hoy comprobamos la magnitud de aquel error.

¿Por qué no se trasladó la estación sobre su eje del vial hacia la estación antigua? Aunque hubiese supuesto atrasos en dichas obras. Incluso aquí, voces cavernícolas manifestaban que unas piedras no debían impedir el avance y la la modernidad.

En estos días paseando por los aledaños del mutilado yacimiento (hasta hace poco llenos de jaramagos y pasto) y viendo cómo los proyectos para Córdoba se paran o incluso no se realizan (por unos presupuestos generales injustos), nos damos cuenta de que aquel tren pasó tan rápido que Córdoba también lo perdió.

<b>Juan Francisco Buendía Orden</b>

Córdoba