Quiero expresar un deseo a todos los partidos políticos que se presentan a las elecciones andaluzas del 2-D, y no es otro que fijen como prioridad «real» para la próxima legislatura la lucha contra el desempleo, esa lacra que lamentablemente sigue azotando a nuestra tierra. A pesar de que las cifras a día de hoy no son tan malas como hace algunos años, también es cierto que nuestra provincia se mantiene en los puestos de cabeza en España en lo relativo a los niveles de paro y de pobreza. En mi opinión, si hay un colectivo que se ha visto más duramente castigado por la crisis ése es el de las mujeres. Según los datos de la EPA, el número de paradas en Córdoba se ha duplicado durante la crisis, al pasar de 25.000 a 53.000 entre 2007 y en 2018. Al mismo tiempo, la tasa de desempleo femenino se coloca en el 32,96%, la segunda ratio más elevada en España. Además, la cifra de mujeres trabajando tan solo supone un 35% del total de la población laboral de nuestra provincia. Como mujer, me gustaría ir más allá de los números y recordar que nuestras jornadas suelen ser más largas que las de nuestros compañeros al continuar siendo las encargadas de llevar a cabo la mayor parte de las labores en el hogar y del cuidado de los hijos. Todo ello sin olvidar el «techo de cristal» y la discriminación salarial a las que se ven sometidas muchas mujeres aún en nuestro país. Creo que son razones más que suficientes para que las administraciones públicas se pongan manos a la obra de una vez por todas para poner en marcha un plan de empleo que tenga muy en cuenta la mejora de la empleabilidad de las mujeres, un colectivo especialmente afectado por la temporalidad y la precariedad que, por desgracia, caracterizan al mercado laboral cordobés. Tengo la firme convicción de que la consecución de una igualdad plena pasa ineludiblemente porque las mujeres tengan más posibilidades de encontrar un puesto de trabajo digno. Asimismo, luchar contra todo tipo de discriminación y de violencia, ya sea por razones laborales o sexuales, es una tarea imprescindible para lograr una sociedad más justa. Por otro lado, creo que se hace más necesaria que nunca una profunda reforma de la concertación social para adaptarla a los retos y a la nueva realidad del siglo XXI, muy distinta a la de los años de la Transición en los que se establecieron los actuales principios del diálogo social y que, en el caso de nuestra tierra, no han servido para poner fin al grave problema del paro. Ya es hora de que nuevos actores aportemos nuestras propuestas en favor de la creación de empleo.

* Presidenta de CSIF Córdoba