El pasado 28 de septiembre se celebró en la Alameda del Obispo La Noche Europea de los Investigadores. Ciencia y música bajo las estrellas.

Esa noche me sentí identificado con la tierra que piso, y me vino a la memoria aquel slogan de principio de siglo --«Cuéntame tu vida, tronco»-- de cómo los investigadores explicaron en poco tiempo lo que a los troncos de los olivos y cubiertas vegetales les ha llevado miles de años, conservando esa vida y poder mostrarla de manera callada y sin estrés. Me he sentido heredero de esa biodiversidad y me vino a la memoria mi niñez, cuando salía al campo y pisaba el barro que, sin saberlo, comprobaba que los dos teníamos algo en común (la parte negativa era la riña de mi madre). Esa tierra compuesta de microorganismos me decía que estaba preparada para darme de comer.

Ciencia y Música bajo la Estrellas fue otro eslogan de la noche, Hubo lleno absoluto de un publico diverso, niños, adolescentes, y mayores, formando piña junto a los músicos e investigadores durante tres horas. (Sin móviles en la mano).

La música está compuesta por el ritmo, el compás y la armonía. El ritmo lo puso la organización. El compás, los investigadores. Y la armonía, los violines y el publico respetuoso.

Recordemos que:

La primavera nunca viene sin flores. El verano sin calores. El otoño sin racimos. Y el invierno sin nieves ni fríos.

Aquí habría que decir: que la agricultura mantiene el tipo, gracias a la Alameda del Obispo.