Viendo el espectáculo mostrado por nuestra selección en el reciente Mundial de Rusia, dejándonos en ridículo, el servidor que le escribe no puede sentirse más indignado, defraudado y decepcionado con este llamado equivocadamente «deporte rey».

Una vez más, han primado los intereses económicos, antes que el orgullo nacional de La Roja. Desde primera hora, se ha visto claramente una falta de profesionalidad por nuestros jugadores, sin querer en ningún momento ser campeones del mundo. Todo ello motivado por el incidente de un dirigente de un club. ¿Cómo se le ocurre desestabilizar un equipo en vísperas de un acontecimiento tan importante? Para rematar la faena, otro dirigente federativo se entretiene en fichar a un entrenador sin experiencia, que solo ha dirigido en segunda división durante unos meses.

Bien: ¡Ha acabado el mundial! Ahora vendrá la pretemporada y los fichajes extranjeros de los grandes equipos, que es lo que importa a la masa social, y a lo más sagrado que deberíamos tener (nuestra selección) se nos olvida y la abandonamos por completo. Así está establecido el sistema. ¡Qué asco de fútbol!