Jamás nunca nadie pensó por lo que estamos pasando con esta pandemia, jamás nunca nadie pensó que la vida nos sacudiría de esta manera, jamás nunca nadie pensó, al menos yo, que un acto de solidaridad llegaría tan lejos.

Escribo esta carta de agradecimiento desde El Carpio. Estoy en un grupo llamado Costureras solidarias, somos más de cincuenta mujeres cosiendo y mucha gente también colaborando de una manera u otra, yo sólo he cosido mascarillas, nunca antes los había hecho, otras también cosen gorros y batas sanitarias, todo para donarlo donde este material no llegaba.

Ha sido una satisfacción total aportar mi granito de arena y poder comprobar que con los tiempos que corren quede gente tan solidaria y de buen corazón, que a veces con los ánimos por los suelos han seguido y siguen adelante, desde casa también se puede ayudar. En Andalucía no solo nos gusta la fiesta y la pandereta, también nos gusta ayudar al prójimo cuando hace falta, aunque haya de todo como en todos sitios.

Gracias en primer lugar a Manolo, de Tapizados Zen de Villa del Río -él es el que ha donado las telas-; a Conchi Camacho, por creer en este grupo desde el principio; a Desirée, nuestra alcaldesa, que ha estado con nosotras no como política sino como persona; a los/as repartidores y colaboradores y, por supuesto, a mi grupo de costureras: fuertes, valientes y "echás palante" porque lo son.

Gracias por hacer posible que nuestros sanitarios, no todos, ojalá así hubiera podido ser, pero sí que muchos estén protegidos. Gracias por proteger a nuestras gentes del pueblo y a muchos más a quienes les haya llegado protección por solidaridad. Gracias y mil gracias de corazón.

Una costurera solidaria desde El Carpio.