Estar unidos en el arte y en la vida por el apellido Morente no deja de ser un privilegio y una gran responsabilidad para aquellos que lo portan. Soleá y Kiki Morente han asumido el riesgo que esto conlleva, después de que la mayor de la saga lo hiciera bastante antes de la desaparición del genio. La vida sigue y sustraerse a la llamada del cante es imposible si este se ha mamado desde la infancia y vigilado con el rigor y la sabiduría del patriarca que inyectó su savia a su descendencia que hoy intenta mantener ese legado.

Algo complicado en el caso de la más pequeña del clan familiar. La encrucijada de este tiempo le plantea una diversificación en la que no son ajenas otras músicas, aunque el flamenco, como debe ser, sea el santo y seña de una carrera que acaba de comenzar. Tendrá que haber un camino es su primer disco. Y ella como buena seguidora del ejemplo paterno, no repara en imbuirse en el influjo del rock; de autores como Leonard Cohen, la música de los Planetas o Lagartija Nick, los versos de Machado y Lorca, tal como hizo su progenitor que también incluyó en sus grabaciones a San Juan de la Cruz y Miguel Hernández entre otros poetas. Bien asesorada y con una base cultural no frecuente en el mundo del cante flamenco -es licenciada en Filología-, Soleá entiende que este tiempo exige un mayor compromiso enfrentándose a la evolución que todo arte conlleva, algo que desde casi sus comienzos hizo su padre impulsado por renovar el panorama, aunque en el envite sufriera incomprensiones de todo tipo.

En esa o parecida línea discurre la precoz carrera de Enrique Morente (hijo). Lo vimos con frecuencia en el grupo comandado por su padre, y como sus hermanas, sigue empeñado en actualizar el género sin renunciar al flamenco puro. Estuvo en sus principios respaldado por la guitarra de Tomatito Hijo con quien se presentó en el 7º Festival Suma Flamenca de Madrid, aunque ahora lo acompaña tanto a él como a su hermana David Carmona, formidable promesa guitarrística salida de la factoría de Manolo Sanlúcar. Un equipo muy joven aunando esfuerzos para que estos Dos corazones a un tiempo que veremos en el Teatro Góngora el día 23 a las 20.30 palpiten al compás que su padre les infundió desde la cuna.

CÓRDOBA

TEATRO GÓNGORA

JUEVES 23

20.30 HORAS