El Real Círculo de la Amistad distinguió ayer con las insignias de oro de la entidad a María del Mar Alarcón, la primera mujer que tuvo un cargo directivo en la historia de la entidad, y a su expresidente Federico Roca de Torres. Precisamente fue Federico Roca quien incorporó a Alarcón en su junta directiva, en el 2009. La primera mujer en el gobierno de una institución con más de siglo y medio de historia, que ayer se mostraba orgullosa por una distinción que «considero un reconocimiento a siete intensos años de trabajo, que además coincidieron con la crisis», dijo Alarcón.

También recibieron la insignia de oro Luis Galán Soldevilla, secretario de la anterior directiva; José María Portillo Fabra, presidente de la tertulia taurina El Castoreño; Manuel Guillén del Castillo, director del Aula Olímpica, y el socio y joven violinista Francisco Montalvo, cuya vinculación con el Círculo le viene de familia. «Desde pequeñito he disfrutado de estas instalaciones con mis amigos -señaló- y que me reconozcan ahora en esta casa tan prestigiosa me hace sentir muy contento y orgulloso».

La entrega de insignias del Círculo se celebra cada año con motivo del Día del Socio, coincidiendo con el Día de Andalucía. La sala Julio Romero de Torres acogió el acto. Además de las insignias de oro, se entregaron los diplomas a los socios con más de cincuenta años de fidelidad y, en el apartado del personal laboral, se entregaron las insignias de plata a Asunción Gómez, administrativa; José García, jefe de almacén, y Gabriel Peña, camarero.

En su intervención, el presidente del Círculo, Pedro López Castillejo, subrayó la importancia de jornadas como las de ayer «para fomentar la unión y la convivencia» y mostró su agradecimiento a todos los homenajeados, con una mención especial para su antecesor. «Federido Roca ha marcado un antes y un después en esta casa -señaló el presidente- y espero que la junta que presido logre tantos éxitos como logró él».

Por su parte, Roca de Torres recordó que cuando accedió a la presidencia llegaba «aún convaleciente de mi enfermedad coronaria y aquí conocí a gente inolvidable, a quien estoy muy agradecido». Y no sin cierta ironía añadió: «Como agradecido estoy también a mis enemigos, enemigos fieles a los que agradezco su labor».